Desabastecimiento

escenario

Diocleciano gobernó Roma entre los años 284 y 305 d.C. y fue uno de los emperadores recordados entre los estudiosos por haber sido el primero en implementar la política de control de precios en la economía. Fracasó rotundamente, a pesar de las graves penas establecidas para los infractores. Esto evidencia que la preocupación de los gobernantes por mantener controladas las góndolas no es reciente. Sin embargo, los precios se mueven por cuestiones de oferta y demanda y lejos están de responder a un decreto o a la voluntad política de un funcionario de turno. La emisión de dinero por encima de su nivel de demanda para financiar un déficit del gobierno, como ha ocurrido históricamente en nuestro país, lleva a que ese dinero excedente en la economía sea el combustible que estimule el incremento de la capacidad de consumo, la que es satisfecha a su vez con un aumento de volumen del producto o de los precios. Con la capacidad instalada cerca de su límite, en la Argentina son necesarias nuevas inversiones para ampliar la producción más allá de los actuales volúmenes. Al no existir esta posibilidad, la disparada de precios es inevitable. El acuerdo de precios anunciado el domingo evita atacar las causas del aumento generalizado de las cotizaciones, que el gobierno atribuye la vorágine empresarial de ofrecer productos cada vez más caros. Otra parte del relato K ante la mala praxis económica. Cualquier ciudadano sabe que pretender controlar los precios en una economía termina generando una menor oferta de productos. Disponemos de antecedentes recientes en la administración actual: la energía, la ganadería y el dólar, entre otros tantos sectores que tienen hoy sus precios “controlados” y su oferta limitada. En el actual contexto económico que vive el país, el reciente acuerdo firmado por el gobierno nacional con los supermercados y las cadenas de electrodomésticos sólo puede generar un mayor desabastecimiento en las góndolas. Difícilmente se logre otro resultado. (Redacción Central)