El origen de la fortuna del matrimonio Kirchner

La frase de Darín reinstaló un tema del cual se conoce mucha información.

El actor Ricardo Darín instaló nuevamente un tema que a lo largo de estos años ha sido objeto de varias investigaciones periodísticas. Su pedido de “que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los Kirchner” tiene un cierto tono retórico puesto que existe abundante información sobre esta trama. No obstante, a modo de recordatorio, y por si le sirve a Darín, parece oportuno refrescar algunos datos. Cuando la presidenta Cristina Fernández fue interrogada sobre el origen de su patrimonio por una estudiante en la Universidad de Harvard, se limitó a señalar que “había sido una abogada exitosa”. Incurrió así en una falacia, puesto que la pregunta hacía referencia al incremento patrimonial experimentado durante el período en que ambos cónyuges ejercieron funciones públicas incompatibles con el ejercicio de la abogacía. Si la fortuna familiar se expandió desde 6 millones de pesos, que era lo que declaraban antes de asumir cargos públicos, hasta los 70,5 millones de su última declaración conjunta, es evidente que no ha sido debido al ejercicio de una actividad profesional privada ni tampoco por obra de las retribuciones en los cargos desempeñados, insuficientes para justificar tan fuerte incremento. Los primeros incrementos patrimoniales, previos al ejercicio de funciones públicas, sí fueron producto de la labor profesional desempeñada por el estudio jurídico que en Río Gallegos se dedicaba a ejecutar las garantías hipotecarias de compradores de viviendas que no podían afrontar el pago de la deuda contraída con una financiera de nombre Finansur. La información privilegiada que tenían sobre los bienes objeto de subasta le permitió al matrimonio hacerse, a precios inferiores a los de mercado, con un considerable patrimonio inmobiliario de 22 propiedades. Estamos ante operaciones perfectamente legales, pero que éticamente se vinculan con el tipo de labor de algunos abogados que fueran reflejadas en la película “Carancho” protagonizada por el propio Darín. Otro de los vehículos que presumiblemente contribuyeron al incremento del patrimonio familiar son los famosos “fondos de Santa Cruz”. Como es sabido, cuando Néstor Kirchner era gobernador de esa provincia, presidía la Ofephi (Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos). Debido al incondicional apoyo que Kirchner prestó al presidente Carlos Menem en la privatización de YPF, el gobierno nacional reconoció a Santa Cruz alrededor de 600 millones de dólares por “regalías anteriormente mal liquidadas”. Kirchner dispuso que esos fondos fueran depositados en el exterior pero, a partir de allí, se pierde su pista y ha sido imposible conocer el destino de las comisiones e intereses devengados por esos depósitos. Un negocio puntual fue la venta de terrenos fiscales obtenidos gracias a la generosidad del intendente de El Calafate, que les entregó a valor fiscal tierras que luego el matrimonio revendió a la empresa Cencosud, propietaria de la cadena Jumbo. Néstor Kirchner vendió por 6.300.000 pesos el terreno fiscal de 20.095 m2 que había comprado el año anterior por 132.079 pesos. Es decir que con esa sola operación ganó 6.167.921 pesos. Horst Paulman, dueño de Jumbo, fue recibido por Kirchner el 18 de octubre de 2007, junto con Guillermo Moreno, quien con su firma destrabó la compra de Disco por parte de Cencosud. El aumento más importante que experimentó el patrimonio de Néstor y Cristina Kirchner tuvo lugar en 2008 cuando crearon dos empresas de valor millonario y casi triplicaron sus depósitos bancarios. De acuerdo con la declaración que presentaron ante la Oficina Anticorrupción, en ese ejercicio fiscal alcanzaron un patrimonio neto de más de 46 millones y tuvieron ingresos por alrededor de 29 millones en sólo un año. Ese año es representativo de la forma en que se ha producido el notable incremento patrimonial, de modo que permite hacerse una composición general de una mecánica que se ha reproducido en años posteriores. En 2008 cobraron 10.300.000 millones en concepto de alquileres por la locación de una decena de departamentos, cinco casas y los dos hoteles que tienen en Calafate. Uno de ellos es el Alto Calafate, a la entrada del glaciar Perito Moreno y que fue comprado por medio de Hotesur SA a una sociedad que estaba integrada por Osvaldo Sanfelice, dueño de una inmobiliaria de la que es socio Máximo Kirchner, Romina Mercado, sobrina de Néstor, y Álvaro de la Madrid, casado con la hermana de Romina. El otro es el hotel boutique Los Sauces, que gerencia el Hotel Panamericano del empresario Juan Carlos Relats. El arrendamiento pasó de 400.000 pesos en 2007 a 800.000 pesos en 2008, pese a que la ocupación no supera el 50 %. El hotel fue construido con créditos suministrados por el Banco de Santa Cruz, propiedad de la familia Eskenazi, que fueron luego los compradores del 25 % de las acciones de YPF en manos de Repsol, gracias a un crédito de la propia vendedora. Lo llamativo es que en el caso de los hoteles, el matrimonio ha conseguido obtener una elevada renta porque han sido arrendados a empresarios del sector que también son contratistas del Estado en la realización de obra pública y concesiones viales. Por otra parte, se han visto favorecidos por acuerdos en virtud de los cuales Aerolíneas Argentinas hospeda en ellos a la tripulación de sus aviones. Otro rubro que explica el incremento patrimonial de ese año se debió a la venta de 14 de los inmuebles que poseían desde 1982. Estaban valuados en 81.800 pesos y fueron vendidos por 14.525.000 pesos, dejando un beneficio patrimonial de 13.807.000 pesos. Aquí cabe señalar que en la mayoría de los países del mundo se tributa por el incremento en el valor de los bienes inmuebles. En Argentina, un país con un sistema tributario anacrónico que los Kirchner no modificaron en sus diez años de gobierno, estos incrementos patrimoniales no tributan. La tercera razón del incremento patrimonial de ese año reside en los intereses que cobraron por sus depósitos bancarios, la mayor parte de ellos colocados en plazos fijos en dólares. Por este motivo ingresaron ese año alrededor de 5.476.000 pesos. El interés abonado por los plazos fijos en pesos fue del 17 % anual -5 % por encima de la tasa de mercado en ese entonces- y los plazos fijos en dólares alcanzaron el 12 %, una tasa inalcanzable para cualquier ciudadano normal. Aquí también se han visto favorecidos por el sistema fiscal argentino que no grava las rentas obtenidas por rendimientos del capital. En definitiva, estamos ante lo que Joseph Stiglitz denomina hábiles “cazadores de renta”. En el denostado capitalismo de amigos en que los Kirchner han labrado su cuantiosa fortuna, el mecanismo más conocido no consiste en extraer la plusvalía por la explotación de los trabajadores que tanto indignaba a Carlos Marx. Aquí todo el esfuerzo ha sido puesto en obtener jugosas plusvalías del Estado.

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Aleardo F. Laría

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