La Iglesia no le tiene miedo a los archivos de la dictadura

Luego de poner a disposición de víctimas y familiares de desaparecidos los archivos que la Iglesia conserva de la última dictadura militar, miembros de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) defendieron la actuación eclesiástica durante esos años y aseguraron que la apertura servirá para la búsqueda de la verdad, la justicia y la reconciliación de los argentinos.

Tres obispos de la mesa ejecutiva de la CEA anunciaron ayer por la mañana cómo será el procedimiento para que víctimas y familiares de desaparecidos tengan acceso a más de 3.000 documentos eclesiásticos del período 1976-1983, en su mayoría cartas, que fueron ordenados y digitalizados por decisión del papa Francisco. El secretario general de la CEA, monseñor Carlos Malfa, explicó que “el acceso será por expresa solicitud de las víctimas y los familiares de las víctimas” y de la Justicia, e indicó no se realizó una apertura pública de los chivos, porque “se trata de material sensible”.

El presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo, rechazó que se acuse a la Iglesia de “complicidad”, aunque reconoció que “la Iglesia no hizo todo lo que pudo y pedimos perdón”. “Complicidad es una palabra fuerte y creo que de los documentos va a surgir otra palabra. Me atrevo a decir que la presencia de la Iglesia va a aparecer con más luces que sombras”, aseguró, aunque admitió que “sombras siempre puede haber, seríamos mentirosos” en negarlo. “La Iglesia permaneció en ese momento difícil. No se fue, se quedó aquí, y quedándose aquí tuvo muchas heridas, muchas muertes”, sostuvo Arancedo.

“No tenemos miedo a los archivos. No hay que tenerle miedo, la verdad siempre ilumina, aunque duela”, afirmó el vicepresidente de la CEA, cardenal Mario Poli.

“Complicidad es una palabra fuerte. Me atrevo a decir que la presencia de la Iglesia va a aparecer con más luces que sombras”.

José María Arancedo,

presidente de la

Conferencia Episcopal.