Pichetto, clave para la nueva etapa

Análisis

Con el mapa peronista que quedo ayer dibujado en las urnas, sin liderazgos marcados dentro del PJ, termina de consolidarse el papel de Miguel Pichetto como principal articulador de los poderes reales del peronismo: gobernadores, Congreso y sindicalismo. El senador rionegrino lo ha dicho: a través de la confrontación cerrada, piensa él, el peronismo difícilmente pueda regresar al poder en 2019. La derrota de Cristina Kirchner en Buenos Aires le da aire a la esperanza de una renovación, con núcleo gravitacional en los mandatarios provinciales, y una mirada de centro. Pero, de todos modos, Cristina en el Senado no es un dato menor.

En el 2016, Pichetto se erigió como uno de los hombres clave para garantizar gobernabilidad. El PJ en el Congreso acompañó, entre otras leyes, la que permitió al Gobierno nacional cancelar la deuda con los holdouts y salir del default. El debate y la negociación quedó en pausa, como suele en los años electorales, este 2017. Pero la elección ya queda atrás y ahora comenzará el debate de grandes reformas. Además del Presupuesto, el gobierno tiene en agenda nada menos que una reforma impositiva, una laboral, la ley de responsabilidad fiscal para las provincias y el debate por el Fondo del Conurbano, con coparticipación de telón de fondo. Sin negociación con gobernadores y gremios será imposible y Pichetto se planta como nexo y garante de la ejecución parlamentaria de acuerdos globales.

Pronto se sabrá si con Cristina Kirchner en el Senado el bloque que hoy comanda Pichetto se fractura y se deslinda el grupo del kirchnerismo duro. Todo parece indicar que así será. El senador rionegrino lo sostuvo de entrada: el kirchnerismo, que en Buenos Aires no fue dentro del PJ, deberá armar un bloque que represente las ideas de Unidad Ciudadana, de izquierda o centro izquierda. Pichetto cree que, de cara a la renovación, el peronismo debe recuperar el centro ideológico, un modelo de capitalismo moderno, dice, de crecimiento de la actividad privada y atracción de inversiones.

Con la llegada misma de Cambiemos al poder, Pichetto fue escalando en la diferenciación con la ex presidente y su círculo más cercano, al mismo tiempo que afirmaba el alineamiento con los gobernadores peronistas, que ya sea por lectura del clima político o necesidades propias de gestión (o ambas), apostaron a una buena relación con el gobierno nacional.

Pero las gestiones de Pichetto trascienden los límites del senado donde pesan más los gobernadores. Tiene línea directa con el presidente de la cámara de Diputados, Emilio Monzó (representante de Cambiemos, con pasado peronistas) y también intervino en gestiones con Sergio Massa y Diego Bossio. Del mismo modo, recibió poco antes de las elecciones a la cúpula de la CGT: prometió que cualquier proyecto que tenga que ver con los intereses de los jefes sindicales, por ejemplo la reforma laboral, será previamente consensuada con ellos para fijar posición.

Todo asoma como la expresión gráfica del modo de ver la política del senador: suele decir que como gobierno peronista se es verticalista, y en la oposición, horizontal, negociador, e institucionalista.


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