El kirchnerismo se movilizó por la presentación de un libro

La presentación de “Kirchner: el tipo que supo”, el libro del periodista Mario Wainfeld, reunió al kirchnerismo neuquino el lunes en el gimnasio de Enfermería del Parque Central. Más de 500 personas asistieron al acto convocado por el Frente Grande y la asociación Padre Mugica.

No fue un acto político, no hubo arengas de los candidatos y la presentación de la intendenta de Zapala, Soledad Martínez, se enfocó en el logro periodístico del autor, con una sexta edición ya en la calle y un éxito de ventas en librerías.

Pero figuras como los diputados Eduardo Fuentes, Raúl Podestá, Rodolfo Canini y otras políticos kirchneristas como el diputado nacional Darío Martínez, Nanci y Oscar Parrilli, ó dirigentes como Gastón Ungar, Osvaldo Pellín, David Lugones o Aldo Duzdevich, que resaltaron en las primeras cinco filas de la charla .

“Mi relación con Kirchner siempre fue en el plano profesional y este libro es una modesta herramienta para analizar el período del kirchnerismo”, dijo el autor.

Previamente Wainfeld ofreció una rueda de prensa en la que hizo una interpretación periodística de la política actual.

Consultado si observaba una reagrupación del kirchnerismo tras la salida de la Casa Rosada dijo que “lo que puede matizar en el proceso, es una candidatura de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, el resto hay que ver cómo dirime el FpV este proceso en cada provincia”, contestó.

Dijo desconocer “qué hará el peronismo con el kirchnerismo y el kirchnerismo con el peronismo”, pero que el rol político que adopte la ex presidenta “tenderá a matizar este proceso que se dirime distrito por distrito”.

“Kirchner, el tipo que supo” llegó a la sexta tirada luego de que saliera en octubre, con 15.000 copias. Las ediciones siguientes llegaron a 5.000 copias.


Wainfeld: “No soy quién para decir si radiografié la mente de Néstor Kirchner”

Desde hace cuatro meses, “Kirchner, el tipo que supo” es bestseller en Argentina. Durante semanas, estuvo primero. En él, el destacado periodista y abogado reconstruye la forma en que se gestó el proyecto K.

El periodista Mario Wainfeld, con su último libro “Kirchner, el tipo que supo” propone pensar el más reciente cambio de pantalla, con el kirchnerismo fuera del poder porque en la disputada por la resignificación de los doce años de gobierno kirchnerista se juega también el rumbo del futuro. Así lo plantean desde la editorial que lo publicó, Siglo XXI. El autor “se mete en la cabeza de ese hombre para reconstruir la forma en que se gestó el proyecto kirchnerista y el camino recorrido hasta el presente”, agregan.

“Conocí a Néstor Kirchner y alterné con él en función profesional. No fui su periodista favorito, ni quien más lo vio, ni me ufano de haber sido quien mejor lo conoció. Lo entrevisté, con uno o más colegas de Página/12, tres veces: una en campaña y dos ya como presidente. Dialogué con él en decenas de ocasiones, lo que es bastante asiduidad para un mandatario, pero no marca un récord. Mantuve algunos encuentros extraperiodísticos, que no divulgué en su momento, para hablar de política. En contadas ocasiones me confió información off the record con pedido de reserva, casi todos datos alusivos a hechos que luego se harían públicos (al toque o bastante rápido) o a sus interpretaciones. No he violado los pactos que sobreviven, al menos no de modo deliberado”, afirma Wainfeld en un pasaje de su libro.

En diálogo con “Río Negro” contó semanas atrás cómo llegó a la elaboración de su último libro.

¿Qué lo llevó a escribir este libro?

– La explicación, como tantas, puede padecer demasiado sencilla. La cuento igual porque es verdadera. En 2006 lo conversé con Carlos Díaz, el editor de Siglo XXI, solo como un proyecto. Lo dejamos frizado. En 2010, tras la muerte de Kirchner, tuve un arrebato emocional, ganas de hacer el libro en ese momento, ya mismo. Mientras estaba de vacaciones, fuera de mi casa, sin archivos ni background, escribí cuatro capítulos de memoria, muy rápido. Reescritos forman parte del libro actual. Pero en el 2011 comencé dos nuevos laburos periodísticos: el programa Gente de a pie en Radio Nacional de lunes a viernes y mi participación en la tele, en Duro de Domar. Privilegié esos trabajos que, sumados a Página 12, no me dejaban tiempo. En 2016 el programa radial pasó a ser un semanario: sale solo los sábados. Decidí que me quedaba tiempo y que tenía ganas.

Wainfeld escribe: “Antes y después de ser periodista participé, como militante o ciudadano, en centenares de movilizaciones, casi siempre para oponerme: al Rodrigazo, a la dictadura, a las leyes de la impunidad, al ajuste menemista, al indulto, a los desaguisados de la Alianza, a los asesinatos del 19 y 20 de diciembre de 2001 o a los de Kosteki y Santillán. Para ponerle el cuerpo a un gobierno, en cambio, sólo participé en los remotos tiempos del segundo peronismo (un ratito) y en los primeros años del presidente Raúl Alfonsín”.

¿Por qué sale ahora “a poner el cuerpo” con este libro?

– Siempre pongo el cuerpo en lo que escribo, con carácter figurado. Pero la cita que usted rescata se refiere específicamente a poner el cuerpo en movilizaciones, que es más explícito y bien diferente. En buena medida, vale lo contestado a la pregunta anterior: no elegí deliberadamente el momento de escribir el libro. La decisión tiene que ver con circunstancias laborales- personales más que con la coyuntura política. Es casi seguro que en otro contexto hubiera tenido algunos elementos diferentes. Sin poder saberlo del todo, porque es contra factual, creo que en lo esencial el libro hubiera sido el mismo.

El autor admite en el libro que “no me complacen generalidades tales como “el juicio de la historia”. La historia no es un juez imparcial ni es un área de consensos, desangelada. Es un campo en disputa, tanto como la política. Y luchadores-emblema como Kirchner, Raúl Alfonsín o Perón siguen peleando después de muertos. Su legado, su mensaje serán recuperados por otros, con coherencia o sin ella, para bien o para mal. A diferencia del Cid, no será ganador en una sola, última batalla: revistará en combates y aun derrotas ulteriores a su partida, tal el sino de los políticos vocacionales e incansables que siguen resistiendo aun cuando sus cuerpos hayan dicho “basta”.

¿En cuánto afecta las decenas de denuncias de corrupción durante las gestiones de los K para que sobreviva el kirchnerismo?

– Cada vez soy más reacio a formular profecías. Mucho más a cuantificarlas. No sé cuánto afecta y si eso sellará su final político. Las denuncias de corrupción algo lastiman siempre, en buena medida se hacen para eso. De ahí que se acumulen, se repitan en los medios y en Tribunales. Hay un afán de la derecha argentina, de la que el macrismo y los medios dominantes son avanzada: mandar al kirchnerismo a Comodoro Py, al Código Penal, sacarlo de la historia. Estoy contra ese objetivo, me parece mejor que se lo debata políticamente y que su supervivencia se dirima a través del voto. ¿Qué pasará? Depende de cien factores, no está escrito hoy. Supongo que en buena dosis dependerá de qué tal gobierna Mauricio Macri y de cómo procesa el kirchnerismo su derrota electoral que fue severa. Hay algo interesante en la pregunta que es no aventurar cuál será el desenlace de esas denuncias, cuántas se corroborarán, si derivarán en condenas. La diferencia entre denuncia y condena penal, esencial en el derecho de Occidente, no es lo más importante en términos de opinión pública pero algún peso conserva…

¿Cómo fue el recorrido de trabajo para escribir este libro?

– La base del libro es lo que fui viendo y escribiendo, repensado a la luz de hechos posteriores. Publico alrededor de cien notas por año, largas por demás. Eso da 700 columnas, aproximadamente, en los años que reseñé. A veces abordo temas extra políticos, hasta fútbol, pero son las menos. Es bastante material ¿no? Leí varios libros, en todo ese tiempo, miré otros mientras abordaba distintos capítulos. Volví a hablar con fuentes que consulté entre 2003 y 2010. Casi no busqué a otras personas. No dialogué con el entorno más íntimo de Kirchner. La cotidianeidad que pinté es la pública, la política, aquella que está plasmada en hechos, que seguí a diario. No exploro ni especulo sobre qué pensaba Kirchner en su intimidad, o por decirlo de alguna forma, qué conversaba con la almohada. Lo que reconstruyo se basa en hechos mayormente y en conversaciones que sostuve con él, funcionarios, legisladores, jueces, otros protagonistas. No llevé la cuenta nunca ni las anoté con prolijidad pero fueron muchas las charlas que tuve con él. Me pareció interesante reproducirlas, con la mayor fidelidad posible. Casi todas se difundieron en distintos momentos pienso que pueden ser un material interesante, vívido. No soy quién para decir si radiografié la mente de Kirchner, lo intento sin acudir a ciencias ocultas sino más bien a una combinación de circunstancias palpables. Pero vaya a saber uno qué es lo que escribió… esa función le cabe a las personas que lo lean.


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