Autos con estilo elevados a retratos

Tras un receso obligado por la puesta a punto pre temporada invernal del establecimiento hotelero que la alberga, la exposición “Auto retratos” de Víctor Blebel inició su etapa final de contacto con el público. Permanecerá abierta hasta el domingo 16 del mes próximo en el hotel Cacique Inacayal -Juan Manuel de Rosas 625-.

Una veintena de dibujos y pinturas de automóviles clásicos y sport integran la selección de obras del diseñador industrial cuya familia recuerda que “después de papá y mamá, dije ‘citruen’. Todavía no formaba oraciones, señalaba y decía las marcas de los autos. A la pregunta ¿qué querés ser cuando seas grande? respondía: fabricar autos. Quería decir proyectarlos”.

De adolescente “descubrí la carrera de Diseño Industrial pero vivía en San Isidro. Llegado el momento, empecé a estudiar Arquitectura ya con un pensamiento más amplio. En esa época frecuentaba talleres de reparación de autos antiguos”. Aprovechó la creación de la carrera en Buenos Aires e integró la primera promoción de tres egresados y mediante una beca de investigación trabajó en un proyecto “para desarrollar un auto para personas con discapacidad motriz que no llegó a construirse”. Durante un tiempo diseñó puntos de venta para calzado deportivo y jeans, desde exhibidores hasta locales, y hace treinta años imagina formas de galletitas dulces que sus clientes transforman en matriz de bronce como modelo.

Docencia, investigación y desempeño en la actividad privada con la computadora como herramienta de trabajo fueron distanciándolo del dibujo a mano.

Radicado aquí en 2010, “cuando medianamente tuve armada mi casa como para habitarla, comencé a dibujar. Algo placentero, volver a hacerlo como cuando era chico”. Los primeros cuadros están fechados en 2013 y el primer contacto con el público al año siguiente con una cervecería como escenario. Entonces “me resistía a que me dijeran artista porque lo hacía simplemente como oficio. Siempre me sentí dibujante, en pintura soy autodidacta”, define.

Interesado en dotar de colores las obras realizadas con lápiz, “como no tenía familiaridad con ninguna de las técnicas y con los pinceles no me sentía muy cómodo, empecé a usar pasteles al óleo. Al principio, sobre fibrofácil” material que imposibilitó la adquisición de una de sus obras por parte de un interesado residente en Estados Unidos. “A partir de entonces comencé a trabajar también en tela, ahora tengo ganas de incursionar en acrílico”.

Aquella obra es “Ojo I” e integra la actual exposición. “Una camioneta Chevrolet ´56 muy gastada, muy del campo, como con óxido, desde un ángulo que hace centro focal en uno de los faroles expresando mirada”. Requisito indispensable para sus auto retratos, “tengo que sentir que la escena o un auto me cuenta algo. Antiguamente dibujaba mucho de memoria, tengo una serie no expuesta de Citroën antiguos. Me divierte porque conozco todos los detalles. Restauraba autos antiguos, para eso hay que desarmarlo, conectarse parte por parte y volver a darle vida”.

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