El avance silencioso del alga Dydimo

Se trata de una plaga exótica y altamente invasora que crece de manera exponencial en el verano. Cuando aparece, es imposible de erradicar. La clave: la prevención.

La llegada de diciembre y las altas temperaturas despiertan una mezcla de inquietud y zozobra entre los biólogos de Bariloche y la región que retoman el recorrido por cada rincón de las costas para comprobar –o descartar, con alivio– la presencia del alga Dydimo.

A esta plaga exótica y altamente invasora se la compara con el avance de la retama o la rosa mosqueta. Sólo que, al ser acuática, los biólogos, resignados, admiten que en aquellos lugares donde el alga ingresó es imposible eliminarla. Se disemina tan raudamente que esa velocidad excede la reproducción de las algas nativas.

Los estudios ya indicaron que no es tóxica para la salud pero genera contaminación visual y podría alterar los ecosistemas acuáticos.

De acuerdo a los últimos monitoreos, el alga se expandió en el área protegida del río Azul y el lago Escondido. También está presente en los lagos Fonk y Ness, los arroyos Quieto y Guillelmo y el río Manso Inferior. En el lago Nahuel Huapi ya acaparó la costa desde Bahía Serena hasta el río Limay.

La estrategia apunta a los sitios defendibles, es decir aquellos que todavía no han sido captados por el alga, como los lagos Moreno y Gutiérrez.

“Lo que sabemos es que ingresó a esta zona desde Chile, por la zona del Manso Inferior en el 2010. En ese momento, sabíamos que ese país ya tenía el problema por la ruta pesquera. Demoró tres años en aparecer en el lago Nahuel Huapi, especialmente en las zonas recreativas, de las playas públicas”, explicó la bióloga Guadalupe Beamud, investigadora del Conicet.

Estar alertas

Beatriz Márquez, delegada de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Zona Andina, explicó que “hay que reforzar las medidas de prevención para no llevar el alga de un cuerpo de agua a otro. El Dydimo tiene dos estadios. Uno que no se ve porque es unicelular y flota en los cuerpos de agua. Y otro en el que el alga crece de forma exponencial en el verano. Lo cierto es que cuando aparece en un lugar es imposible sacarla”.

El año pasado la situación en Río Negro “fue estable a diferencia de Neuquén, donde el alga aparece en un sitio nuevo por año. Sin embargo, habrá que evaluar qué pasa este verano en Bariloche y la región”, indicó Beamud, integrante además del Inibioma.

A menos luz y temperaturas más frías, el alga decae, aunque no desaparece de los ambientes. En las épocas más cálidas resurge. En algunos casos, puede adherirse, especialmente donde hay rocas más grandes, como el caso de Bahía Serena o la playa de Melipal. En la playa del Centro, por ejemplo, se puede ver el alga en las vigas de hormigón en el puerto San Carlos.

El alga Dydimo puede ser fácilmente transportada a través de cualquier objeto que haya estado en contacto con el agua, como equipos de pesca, embarcaciones deportivas, kayaks, trajes de baño y ojotas. Probablemente, también a través del viento y los animales.

“El otro día veía en la playa a una mujer que estaba sentada en una reposera sobre el alga. Seguramente sin darse cuenta. Por eso es importante lavar con detergente las ojotas, las mallas y las reposeras al volver de la playa”, señaló Beamud.

Algunos carteles en las playas públicas ya advierten sobre las medidas para evitar que el alga siga diseminándose.

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