“El mejor premio es ver felices a los chicos”

El primer día que el merendero Copa de Leche abrió sus puertas recibió un grupo de alrededor de quince chicos del barrio 2 de Abril. Era un viernes de febrero del 2008. María Catalán recordó que era una tarde soleada y calurosa. “Los chicos estaban contentos”, rememoró.

No había demasiado, pero todo se compartió con alegría. María se sintió feliz de poder ayudar a los niños de su barrio, donde se radicó hace 22 años. Así, se embarcó en una misión solidaria difícil, pero siempre tuvo el acompañamiento incondicional de su familia.

El proyecto comenzó con las meriendas de los viernes. Pero con el paso del tiempo, María vio que también era necesario abrir los sábados. Las meriendas se transformaron en almuerzos y hoy comen unos 25 niños, de entre uno y 14 años, en el pequeño salón que era la vivienda familiar.

María aseguró que conoce lo que es pasar necesidades. A los 14 años se quedó sin su madre y se hizo cargo del cuidado de sus dos hermanos. Explicó que tal vez entonces nació la necesidad de colaborar con los más necesitados. Después, tuvo siete hijos.

Contó que un día su hija mayor, Mercedes, le propuso abrir “un comedorcito” para los niños del barrio. María respaldó la iniciativa y también su esposo, Juan Carlos. Los primeros años el trabajo solidario se hizo en silencio. “Muchas veces costeó mi esposo la comida porque no había otra manera”, explicó la mujer.

Hoy el comedor recibe asistencia del municipio y de otras entidades o alguna empresa. Y la labor solidaria de María dejó de estar en el anonimato. El 8 de marzo pasado recibió, junto con otras mujeres de la ciudad, un reconocimiento del Concejo Municipal en coincidencia con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Las críticas de algunas vecinas a veces la hicieron dudar de continuar con el merendero. “Yo estoy tranquila porque las cosas que me traen se las hago llegar a los chicos”, aseguró para descartar cualquier especulación con las donaciones que recibe.