El monumento de la polémica sin fin

La estatua de bronce que homenajea al general Roca es blanco de protestas y eje de toda clase de movilizaciones. ¿Hay que trasladarlo? Un debate con profundas raíces históricas.

La armonía y el gusto arquitectónico que despliega el Centro Cívico genera admiración desde hace décadas, pero en el último tiempo esos rasgos quedaron adosados a un conflicto de profundas raíces históricas que permanece irresuelto.

En el centro de la plaza seca, dura y despojada, se levanta una estatua de puro bronce que homenajea al general Julio Argentino Roca, recordado no sólo como doble expresidente sino como artífice de la denominada Campaña del Desierto, que en el siglo XIX avasalló derechos de los pueblos originarios con la idea de que la Nación extienda su jurisdicción efectiva sobre la Norpatagonia.

Durante casi cincuenta años su figura no despertó mayor rechazo. Las expresiones críticas comenzaron a surgir a fines del siglo pasado, y llegaron para quedarse.

Algunos lo relacionaron con el restablecimiento de la democracia en los 80, otros con los debates que disparó el quinto centenario de la llegada de los europeos a América, en 1992. Lo cierto es que hoy la estatua de Roca es motivo de escraches permanentes y ha servido de soporte para las manifestaciones más diversas, desde festejos deportivos hasta movilizaciones políticas y denuncias indigenistas. También fue usado para atar carpas, para proteger mangrullos de sonido en los recitales o para instalar un pino navideño.

Ya en su origen el monumento había desatado controversias de distinto tipo. Cuando fue colocado en su lugar (a comienzos de 1940), el hijo de Roca, entonces ministro de Relaciones Exteriores, advirtió sin vueltas que no le gustaba. Recordó que su padre “cuando hizo la campaña era un hombre joven, de apenas 32 años, y aquí el escultor lo presenta como un hombre viejo, cansado, vencido”.

Otros señalaron que Roca nunca había llegado a Bariloche y que más merecimientos para estar en su lugar tenía el Conrado Villegas.

Aquellos reproches quedaron atrás y en fecha más reciente ganó terreno directamente la idea de remover el monumento. Algunos lo proponen con fundamento histórico y otros con algo de resignación, ante la evidencia de que las pintadas de repudio se repetirán una y otra vez mientras nada cambie.

La jefa del departamento de Patrimonio Histórico y Cultural del municipio, Marta Velaztiqui, dijo que la presencia de Roca en la plaza “es la manifestación política de una etapa muy dura” y consideró que la disputa debe servir para “estudiar lo que realmente pasó en esa época, que fue terrible”.

Dijo que “la Patagonia está muy sensibilizada con el tema” y que tal vez el monumento “no sea el problema en sí”, pero señaló que “la plaza debe ser siempre un lugar de encuentro”. Aseguró que en lo personal se inclina por sacar la estatua y poner en su lugar “una fuente o algo para celebrar”.

Desde su rol le ha tocado recibir frecuentes quejas de turistas, quienes “dicen que es una vergüenza el estado del monumento”. Señaló que los argentinos lo dejan sentado porque lo consideran una afrenta intolerable a Roca “y los extranjeros no entienden mucho, pero les parece feo”.

Velaztiqui dijo que la comisión de Patrimonio Histórico, Arquitectónico y Urbanístico ha evaluado el tema varias veces y tiene claro el procedimiento que sería necesario para erradicar la estatua de la plaza.

Como es monumento histórico declarado por ley, sería necesaria otra ley, que llegado el caso debería ser promovida por legisladores barilochenses o rionegrinos. “Pero antes haría falta comprobar cuál es la opinión mayoritaria de los vecinos y la única forma es un plebiscito vinculante, como se hizo alguna vez para instalar un supermercado”, señaló.

El peso de la historia

Con otra mirada, el excandidato a intendente de Pro Carlos Aristegui, también dijo que “hay pensamientos distintos y la comunidad se debe una discusión sobre el tema, porque así se resuelven las cosas en democracia”.

Pero su opinión es que el homenaje a Roca permanezca en la plaza. “Tiene que ver con la historia –dijo–. Es un señor que fue presidente dos veces y representa a una generación que hizo que este país despegara”.

Daniel Jaramillo, de la comunidad mapuche Tambo Báez, consideró que el litigio en torno al monumento es “profundo y grave” y cuestionó los argumentos que justifican la matanza encabezada por Roca en relación con la época que le tocó vivir. “Hablan del contexto, pero no se pueden cometer brutalidades en nombre del contexto –afirmó–. El daño histórico es muy grande, se cometieron errores garrafales y no se escuchó a nadie. La presencia de Roca en la plaza es una ofensa a la inteligencia de cualquiera y un agravio para mi gente”.

Trasladarlo al cuartel

Una postura singular es la que asume el arquitecto Gonzalo de Estrada, hijo del hacedor del Centro Cívico y actual director de la biblioteca Sarmiento. Aclaró que los planos originales no incluían la estatua de Roca y fue agregada por iniciativa del director de Parques Nacionales, Exequiel Bustillo, como un recurso para conseguir el financiamiento, ya que el hijo de Roca (también Julio) era por aquellos años vicepresidente de la Nación.

A su juicio, el concepto original del Centro Cívico “no es pro Roca, como lo prueban las cuatro estatuas que están en la torre del reloj y ponen en un pie de igualdad al indio, el soldado, el labrador y el cura”.

A su entender, el monumento de Roca debe ser retirado de la plaza. Y esgrimió dos razones: “porque no estaba originalmente y porque es fuente de conflicto permanente”.

Incluso De Estrada le imaginó un destino. Propuso instalarlo “en la puerta del regimiento” ubicado en el kilómetro 9 de la avenida Bustillo. Agregó que “allí podría estar, bien iluminado y custodiado por sus compañeros de armas”.

Recordó que hace unos 20 años, en uno de los tantos ataques a la estatua, alguien se robó el sable de Roca y el juez federal Leónidas Moldes decidió ponerle custodia de Gendarmería las 24 horas. “Yo dije: ‘Están todos locos’, no se puede llegar a eso –señaló el arquitecto–. También hay una permisividad de que en la plaza principal del pueblo se puede hacer cualquier cosa, y no está bien. Pero enrejar o custodiar no es la solución”.

En diciembre del 2010, Fernando Fernández Herrero pidió la “banca del vecino” para exponer ante el Concejo su propuesta de que “se pongan en revisión los símbolos” y que la ciudad debata si había que mantener la estatua de Roca. Dijo que en la población local hay un alto porcentaje de gente con sangre indígena y para ellos es un gesto de violencia forzarlos a convivir con una imagen de quien fue “el asesino de sus abuelos”.

Mantener el debate

Hasta Bariloche llegó también en su momento la campaña iniciada por el escritor Osvaldo Bayer para “desmonumentar” a Roca en todo el país.

En cambio el periodista e investigador local Adrián Moyano, aun desde una fuerte crítica a lo que significó Roca como responsable del genocidio indígena, opinó tiempo atrás que prefería dejar la estatua donde está.

“Teniendo en cuenta la velocidad de los acontecimientos, si la sacamos del Centro Cívico dentro de 15 años ya nadie va a debatir el tema. Prefiero que resignifiquen el monumento todo el tiempo, que lo manchen, que lo puenteen, que lo cubran, que le pongan kultrunes, antes que desaparezca”, dijo Moyano.

Está visto que de un modo u otro la presencia de Roca en el Centro Cívico se las arregla para no resultar indiferente. Como lo prueba la reacción inmediata ante cada información publicada sobre el general, con profusión de ataques y reivindicaciones en las redes sociales y en los foros de comentaristas.

Demostración, en definitiva, de que la heterogeneidad social es la regla y que la única senda posible es la de convivir en la diversidad.

Fue agregado por iniciativa de Exequiel Bustillo.

alfredo leiva

Al ser Monumento Histórico por ley, para removerlo se necesita otra ley. Pero antes haría falta un plebiscito vinculante para saber la opinión de los vecinos.

Fechas, datos y nombres

1879. El general Julio Argentino Roca dirigió la llamada “Campaña del Desierto” y despojó de sus tierras a las comunidades indígenas de la Norpatagonia.

1880/1886. Primera presidencia de Roca.

1898/1904. Segunda presidencia de Roca.

17 de marzo de 1939. Se inaugura el Centro Cívico, sin estatua alguna. La autoría corresponde al arquitecto Santiago de Estrada.

14 de enero de 1940. Queda inaugurado el monumento a Roca en el centro de la plaza. Fue modelado en bronce por el escultor Emilio Sarniguet.

1987. El Centro Cívico fue declarado Monumento Histórico Nacional.

1999. Por ley de la Nación el Centro Cívico pasó a depender del municipio.

“Que lo instalen en la puerta del regimiento. Allí podría estar, bien iluminado y rodeado por sus compañeros de armas”.

Arquitecto Fernando de Estrada, hijo del hacedor del Centro Cívico.

Encuesta

Datos

Al ser Monumento Histórico por ley, para removerlo se necesita otra ley. Pero antes haría falta un plebiscito vinculante para saber la opinión de los vecinos.
“Que lo instalen en la puerta del regimiento. Allí podría estar, bien iluminado y rodeado por sus compañeros de armas”.
241
usuarios dijeron estar en desacuerdo con las pintadas en la plaza del Centro Cívico y 58 de acuerdo en el primer sondeo de “DeBariloche” en Facebook Live.

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