En los barrios se juega por la camiseta

Apenas el polvo se comienza a dispersar se pueden ver varias siluetas. Es un abrazo. Una celebración de gol que festeja todo un barrio con gritos y bocinazos. Una imagen típica de un domingo cualquiera en el predio de la Asociación de Fútbol Libre (Adeful).

Eduardo Ampuero, un exmediocampista de comienzos de los 90, hoy oficia de vicepresidente de la organización con más de 30 años de presencia en los barrios. “Este es el fútbol”, asegura inflando el pecho y mostrando el colorido ambiente de un espacio que cuenta con cuatro canchas, a la vera del río Ñireco, en el Alto de la ciudad.

“Es potrero, grupos de amigos y familias”, explica sobre el detrás de escena de los clubes que contienen a niños, jóvenes y adultos, donde hay categorías para los mayores de 50 años.

La organización se hace fuerte a través de los 36 clubes que la componen. A diferencia del fútbol federado, en los torneos de Adeful cada barrio está representado en 11 jugadores que defienden los colores de su camiseta con un fuerte sentimiento de pertenencia.

El torneo de Adeful reúne a miles de barilochenses. Los equipos se reparten en dos divisiones y el torneo no se detiene ni siquiera en invierno. Para eso cuentan con un gimnasio propio en el que la actividad continúa con el fútbol de salón.

Los espacios comunes fueron claves en el sostenimiento de Adeful. Ante la desaparición de las canchas barriales por el crecimiento de la ciudad, todo se volcó a los espacios comunes. El aporte económico de cada representación se transforma en obras. Hace dos años se inauguró la primera cancha de fútbol sintético al aire libre y ya se gestiona la construcción de otra.

En el fútbol libre las rivalidades están solo dentro de la cancha. Se juega “por la camiseta” pero sin olvidar los valores que sostienen a una gran familia.

Para todos los gustos