La clave del procedimiento está en vencer la gravedad

¿En qué consiste el método?

El desafío de este nuevo tratamiento es vencer la gravedad. En primer lugar, se coloca un imán curvo detrás de la lesión, entre el ojo y la cavidad ocular.

“El imán es finito y para nada molesto”, advirtió Zysler. Una vez colocado, se inyecta una cantidad de partículas de óxido de hierro (un material aprobado por la FDA de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos y Alimentos como algo no tóxico que se puede usar en medicina). Estas nanopartículas son atraídas por el imán que empuja la retina a su lugar”, explicó Zysler.

Una vez que se retira el imán a los 20 días, las partículas se vuelven a dispersar y al ser de tamaño nanométrico, son captadas por el aparato circulatorio y se eliminan por la orina.


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