La lucha de unos padres por recuperar a Gustavo

El niño de 12 años fue atropellado y sufrió graves lesiones. Permanece internado y sus padres con amor, esperan su evolución.

La lucha de unos padres por recuperar a Gustavo

Un cartel con el rostro de un niño, con una enorme sonrisa, cubre un vidrio del acceso principal del hospital Ramón Carrillo de esta ciudad. “Fuerza Gusty”, dice. Algunas personas se detienen unos segundos a observar la imagen de ese niño, que transmite alegría. Otros, suben apurados las escaleras y no se dan cuenta de la fotografía que casi les grita.

Gustavo hasta el mediodía del 13 de diciembre pasado era un niño normal. Le gustaba andar en bicicleta, jugar al fútbol y divertirse con sus amigos, relata su padre Gustavo Alvarado. Había terminado séptimo grado en la Escuela 273 y estaba feliz de pasar al secundario. Todo cambió en un minuto.

Gustavo caminaba con su hermana por la calle Rolando en dirección a Fagnano. Allí, Gustavo y su hermana tenían previsto separarse. Gustavo iba a su escuela porque los chicos de sexto les habían preparado un agasajo a los alumnos de séptimo que egresaban y su hermana tenía que rendir un examen en el Colegio San Esteban.

Unos 60 metros antes, una mujer que conducía un Citroen C3 atropelló a Gustavo que por la violencia del impacto sufrió un grave traumatismo de cráneo. Desde ese momento, la vida del niño cambió por completo. También, la vida de sus padres que desde ese día están luchando junto a su hijo por su recuperación.

A Gustavo se le extrajo una parte del hueso del cráneo por la grave inflamación que presentaba su cerebro a raíz del severo traumatismo. El jefe de Pediatría del hospital, Andrés Little, indicó ayer que se trata de una craniectomía. El jueves, Gustavo volverá al quirófano para reponer el pedazo de cráneo que los médicos preservaron bajo su piel. Little aclaró que no es una cirugía de riesgo.

Gustavo y su esposa, Ruth Rivera, están firmes. Se ilusionan con cualquier pequeño avance que tenga Gustavo. “Es empezar de nuevo”, resumió la madre. Por las lesiones que sufrió en su cerebro, el chico de 12 años experimentó un retroceso serio.

Tiene una traquetomía, pero no puede hablar. Se comunica con gestos con sus padres, que están día y noche en la sala de Pediatría. No tiene estabilidad y una parálisis del lado derecho le dificulta la movilidad. Pero lucha.

Le compré juguetes de tres meses hasta dos años”, contó ayer Ruth. Gustavo intentó, con dificultad, encastrar las piezas de menor a mayor. El padre comentó que ayer le mostraron fotos y sólo reconoció a su hermano mayor. Son pequeños avances. Para Gustavo y Ruth son caricias que alimentan el alma. Están convencidos de que su hijo se recuperará. Será un proceso lento. Pero tienen esperanzas de que en la Fundación Fleni, de la ciudad de Buenos Aires, podrá hacer la rehabilitación.

“Hay momentos que no sabés que día es porque estás casi todo el tiempo acá”, explica el padre. Se tienen que turnar con su esposa porque además tienen tres hijos.

El domingo fue un día duro para el niño. Su padre relató que estaba deprimido. Como que no entendía porqué estaba internado. El médico le explicó que había sufrido un accidente. Fue la primera vez que supo parte de lo que había ocurrido. “Gusty no se enteró que pasó Navidad ni Año Nuevo”, explicó el papá. Los padres están agradecidos con los médicos, enfermeras y todo el personal del hospital “por la atención excelente”.

Lamentan que la mujer que manejaba el Citroen C3 nunca se acercó a preguntar por la salud de su hijo. La causa penal avanza por otro sendero.

Gustavo y Ruth se dan fuerzas. Saben que su hijo los necesita más que nunca para volver a sonreír, correr y jugar. “¡Hola mi amor!”, le dice Ruth, con voz suave a su hijo, que la mira desde la cama, inquieto, porque quiere levantarse.


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