La paleontóloga que enseña cómo buscar dinosaurios

La barilochense Ariana Paulina Carabajal es paleontóloga e investigadora del Conicet y recorre el mundo buscando fósiles.

Relata con detalle cada búsqueda y el momento de un hallazgo paleontológico como si fuera único. No importa cuántos días haya demandado la campaña y que esto haya implicado dormir en una carpa a la intemperie con lluvia o nieve. Con 39 años, su pasión por “cazar dinosaurios en el mundo” se mantiene intacta.

La barilochense Ariana Paulina Carabajal trabaja como investigadora del Conicet en el Inibioma desde el 2015. Su área es la paleo neurología. Ya lleva veinte campañas en la Patagonia, dos en Mongolia, unas ocho en Canadá y una en la Antártida.

“Estudio los cerebros de dinosaurios y otros reptiles fósiles para lo que necesito encontrar cabezas. Nada sencillo. Necesito moldes tridimensionales de la cavidad neurocraneana. Si puedo, hago moldes de látex y en los últimos años se puso de moda hacer tomografías computadas. Se mete el cráneo en el tomógrafo y se hace una reconstrucción tridimensional. La idea es saber cómo vivían y qué hacían”, explicó.

La Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica financia una campaña a varios investigadores, entre ellos Carabajal, durante tres años en el norte y sur de la Patagonia. “En Ingeniero Jacobacci, hay un museo que exhibe unos dinosaurios que no son los más comunes. Vamos a volver a esa zona a ver si encontramos más. En Santa Cruz, se hallaron dientes de tres carnívoros distintos. Evidencia de que los animales estaban ahí. Queremos encontrar el esqueleto completo”, detalló esta egresada de la Universidad Nacional de La Plata.

Carabajal recuerda a un paleontólogo famoso –que terminó siendo su director de tesis– quien sentenció que la Patagonia, América del Norte y el desierto de Mongolia eran los lugares más importantes en el mundo para buscar dinosaurios. “Por calidad (buenos esqueletos) y cantidad (aparecen muchísimos). Soñé seguir sus pasos y lo logré. Viajar por el mundo te permite ver que, en paleontología, trabajamos de la misma forma en todas partes. Las búsquedas para caminar y ver si encontrás un hueso y la forma de excavar son las mismas. Lo que puede cambiar es la logística”, dijo la paleontóloga.

La investigadora calificó cada hallazgo como un momento sumamente emocionante. “El hecho de encontrar un dinosaurio es fortuito. No hace falta ser paleontólogo. De hecho, la mitad de los hallazgos de algún esqueleto que afloró en la superficie por alguna razón los hace la gente. Cuando encontramos algo, uno termina saltando alrededor del hueso y aplaudiendo como si fuera un niño”, describió Carabajal. “Es increíble pensar que sos el primero que toca ese dinosaurio en más de 65 milones de años”.

“De repente, se ve un pedacito de hueso. Uno empieza a excavar hasta encontrar algo más grande: un pedazo de cadera o cráneo”.

La paleontóloga relata
el emocionante momento del hallazgo.

Datos

“De repente, se ve un pedacito de hueso. Uno empieza a excavar hasta encontrar algo más grande: un pedazo de cadera o cráneo”.

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