Una vida pintando paisajes del sur

La exposición “Cuidemos nuestra tierra, cuidemos nuestro sur”, de la artista Eva Klewe, se podrá visitar hasta el 12 de noviembre en el SCUM local.

Sus cuadros están distribuidos por Alemania, Italia, Suiza, Sudáfrica, Israel, Francia y Brasil. Pero también en varias casas de Bariloche. Con 83 años, Eva Klewe mantiene intacta la fascinación por todo lo que envuelve a su obra que ya suma 1.702 cuadros.

La mujer hoy festeja sus 68 años pintando paisajes sureños con una nueva exposición “Cuidemos nuestra tierra, cuidemos nuestro sur” en el Salón Cultural de Usos Múltiples (Scum) hasta el 12 de noviembre.

“¿Por qué paisajes? Es curioso pero antes de conocer Bariloche, solía dibujar un lago, montañas del otro lado del lago y árboles, sin haber conocido este tipo de paisaje. No se qué misterio se encierra ahí. Cuando vine con mi padre en 1949, me enamoré de aquel invierno”, relata Eva.

Su pasión por la pintura se remonta a su madre. “Estudió en la Escuela Superior de Arte en Berlín y era una gran dibujante. Fue mi mejor maestra. En vez de ponerme un chupete en la boca, me puso un lápiz en la mano y así seguiré mientras mis manos, mi cabeza y mi vista respondan”, dice risueña Eva.

Nació en Alemania pero a los dos años, ya residía en Argentina. “Mis padres buscaban paz y veían un buen panorama en este país. Hacían cerámica y se radicaron primero en Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Tigre y finalmente, en Bariloche hace ya 27 años”, reseña.

Con sólo 14 años, Eva vendió su primera acuarela en el hotel Llao Llao donde tomaba un té con su padre. “Mirando por la ventana, pintaba un paisaje nevado cuando de repente, un señor se me acercó, me dijo que le gustaba lo que estaba pintando y me preguntó si se lo vendía”, narra la artista que pudo abocarse de lleno a la pintura recién cuando sus hijas comenzaron el colegio secundario.

A partir de ahí, surgieron infinidad de paisajes, flores, caballos y retratos. Tampoco faltó la cerámica y las esculturas (una imagen de Jesús que encontró su lugar en una parroquia de Santiago del Estero y otra, en Pinamar).

“Cada cuadro es un pedazo de mi vida. Vivo intensamente los paisajes y luego, los plasmo en obras. Pinto lo que me conmueve. Pero lo tengo que vivir, respirar para poder pintar. La fotografía me ayuda mucho porque a veces, no hay tiempo de hacer boceto”, reconoce Eva.

Sueña con seguir pintando y seguir exponiendo pero también con dejar “lo mejor de su obra en algún museo que aun aguardan los artistas plásticos de Bariloche”. “Incluso, pueblos perdidos en la provincia de Buenos Aires tienen su museo de arte. ¿Por qué Bariloche no puede tenerlo?”, acusa la mujer.

“Cada cuadro es un pedazo de mi vida. Vivo intensamente los paisajes y luego los plasmo en obras. Pinto lo que me conmueve”,

comentó la artista Eva Klewe.

Datos

“Cada cuadro es un pedazo de mi vida. Vivo intensamente los paisajes y luego los plasmo en obras. Pinto lo que me conmueve”,

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