“Aduana Puyehue: ¿necesitamos turistas extranjeros?”

Es sabido que vivimos en zona de turismo, que es una fuente de ingresos no polutiva entre otras cosas, y que el ingreso de turistas extranjeros trae divisas.

Si vienen de Europa nos dejan sus euros, si vienen de EE. UU. sus dólares; de todo el mundo cada turista nos deja algo, y sería razonable pensar que si ellos nos dejan “un buen recuerdo visitándonos” nosotros deberíamos hacer lo propio.

Tal vez pensar en algo básico que tiene que ver con la atención al turista por parte de las aduanas sea un puntapié inicial para que un turista luego se multiplique por 10 cuando llegue a su país y cuente lo bien que lo tratamos. No es este el caso que voy a relatar, y más allá de tener nombres y fechas me quiero concentrar sólo en el hecho en sí mismo.

Resulta que un turista extranjero de origen Francés fue sometido a una serie de “cuasi interrogatorios”, cuando eso no es usual en el paso Puyehue (salvo denuncias por búsqueda de personas), pero con retos y más retos por parte de quien lo atendía. Uno de esos tenía que ver con que en su pasaporte llevaba dos entradas con multa, o sea, se había quedado 105 días en lugar de 90 en Argentina –en años anteriores, un pecado mortal para quien veía eso en su pasaporte–. A lo que yo diría: ¡te hubieras quedado unos días más francés, así te sacábamos otros euros!

Saqué una cuenta rápidamente: le cobraron en Buenos Aires $ 300 de multa (en aquella época) y en los 15 días de más paseando gastó aproximadamente 1.400 euros (alojamiento, comida, movilidad). Si eso ocurriese con sólo 1.000 turistas por cada 15 días gastarían $ 300.000 en multas y 1.400.000 euros, lo que en el año significan
$ 7.300.000 en multas y 32.200.000 euros gastados, igual a $ 547.000.000 que ingresaron al país ¡gracias a que estos “tontos turistas” se quedaron más de la fecha!

La cosa no terminaba allí:

–¿Tiene usted el pasaje de vuelta? –le pregunta.

–Sí –contestó el Francés.

–A verlo…

–Pero señorita, lo tengo en Bariloche, no voy a andar con el pasaje a cuestas –venía de Chile–, ¡me lo pueden robar!

–Tiene que tenerlo a mano –le exigía esta persona.

–¿Dónde vive?

–En Bariloche

–¿Tiene dinero? ¿De qué vive en Europa? ¿De qué trabaja?

–Vivo en tal lado en Bariloche –le contestó–, tengo todas estas tarjetas de crédito de Europa. Me gusta mucho Sudamérica, por eso viajo todas las veces que puedo a la Argentina y a otros países de la región.

Seguía el diálogo… el interrogatorio y los retos por quedarse de más siguieron hasta que no hubo nada más que hacer y lo dejaron cruzar la frontera.

Me preguntaba si los empleados de las aduanas saben que ellos viven justamente del ingreso de turistas y mercaderías, porque si no viene nadie ¡para qué los queremos! No voy a entrar en la discusión legal de estos “interrogatorios”, pero el sentido común me dice que toda exageración en los controles –como en muchos de Europa cuando viajan Argentinos– terminan por desalentar al turista, quien puede preferir ir a otros países donde no lo “reten” por quedarse 15 días de más, entre otras cosas.

Espero que esto sea tomado como una crítica constructiva para el personal que atiende en la aduana de Puyehue, porque si hay algo que no necesitamos en Bariloche y en la zona, o si se quiere en toda la Argentina, es perdernos un solo turista, en especial extranjero, por las divisas que nos dejan, además de la publicidad gratuita que nos hacen cuando los tratamos… bien.

Jorge L. Fernández Avello

DNI 12.862.056

“No necesitamos en Bariloche y en la zona,
o si se quiere en toda la Argentina, perdernos
un solo turista, en especial extranjero, por las divisas que nos deja y la publicidad gratuita”.

Jorge L Fernández Avello

DNI 12.862.056

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“No necesitamos en Bariloche y en la zona,
o si se quiere en toda la Argentina, perdernos
un solo turista, en especial extranjero, por las divisas que nos deja y la publicidad gratuita”.

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