Albino Cotro, emblema del trabajo de ayer y las aguas de hoy…

La foto del lector

Llevo al conocimiento de todos los lectores una breve síntesis de la tarea llevada a cabo por don Albino Cotro en pos de la grandeza de la ciudad neuquina.

Don Albino fue un conocedor como pocos de los rincones de la ciudad. Fue el encargado de trasladar en 1954 el monolito para que en su lugar se erija el Monumento al General San Martín, y por orden del intendente Amaranto Suárez derribó la tranquera ubicada entre Avenida Argentina y Olascoaga que separaba la zona del Alto con la del Bajo.

Albino Cotro nació el 31 de marzo de 1915 en Río Pico, provincia de Chubut. Sus padres eran Bernabé Cotro y Martínez Teresa de la Fava. Junto a Uberlinda Luengo, su gran amor, Albino formó su hogar. Fruto de la unión nació Beatriz, la única hija de la pareja, quien les dio cuatro nietos, Pablo, Nicolás, Roxana y Carol.

Comenzó Albino a trabajar como obrero municipal en los tiempos de la diagramación del ejido urbano neuquino, de abrir canales, con calles a las que se las enripiaba, cuando se trabajaba con la instalación del agua corriente, la limpieza de acequias y canales y el tendido de la red cloacal, la que fue importante para erradicar los pozos ciegos. Asimismo había que luchar con los fuertes vientos y las inundaciones por las crecidas de los ríos Neuquén y Limay.

El 1º de octubre de 1941 ingresó como empleado a la Municipalidad de Neuquén. Y el 4 de mayo de 1992, luego de muchos años de servicio, se acogió a los beneficios de la jubilación.

Entre las acciones provechosas para la ciudad y sus pares –tantas que no cabrían en esta página–, Albino fue el creador del Centro Cultural y Deportivo de los Empleados y Obreros Municipales, y su primer presidente; durante los años en que se realizaba el corso en esta ciudad, Cotro era nombrado comisario general por el tiempo que duraban los festejos; y algo que seguramente la gente grande debe recordar es que él tenía un vehículo particular, marca Jeep IKA, modelo 1966, color gris, con el que solía recorrer la ciudad a bajísima velocidad, llevando así una caravana de autos detrás de él.

A mediados del siglo XX, durante la gestión de don Ismael Nördenstrom, realizó don Cotro el desarmado de la “casa de madera”, el chateaux gris, las oficinas gubernamentales.

El mayor reconocimiento que recibió fue en 1997, cuando el Concejo Deliberante designó con su nombre al balneario municipal. Orgulloso y agradecido, Cotro aceptó el homenaje.

Albino falleció a los 96 años. Muchos vecinos que lo conocieron afirmaron: “Él conocía todas las cañerías subterráneas de la ciudad, cada pozo, cada bache, cada rincón, como nadie”. Sus restos fueron sepultados en el cementerio central de esta ciudad, en el que tantas veces había concurrido a cumplir con su tarea de resguardo del patrimonio municipal.

Luego de traer al presente la memoria de una persona que tanto hizo por el bien común de la ciudad, cabe preguntarnos: ¿qué pensaría don Albino sobre la contaminación de las aguas del Limay? ¿Quién es el responsable de esta lamentable realidad? ¿A qué autoridad reclamamos que no supo frenar, resguardar, prevenir, erradicar, ese foco infeccioso? ¿Se destinó el dinero pertinente para realizar la infraestructura adecuada para evitar este problema? ¿Cuándo tendrá Neuquén una planta procesadora de líquidos cloacales que funcione ampliamente?

Pareciera que los sueños de una provincia proveedora de energía por el aprovechamiento de sus caudalosos ríos que la rodean están próximos a desvanecerse…

Señor gobernador, señor intendente, destinemos los fondos necesarios para la construcción urgente de las instalaciones requeridas a los fines de evitar que estos graves problemas se profundicen. Afectan a todo el medio ambiente, y al habitante neuquino que en las urnas los eligió.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256

“Comenzó Albino a trabajar como obrero municipal en los

tiempos de la diagramación del ejido urbano neuquino, de abrir canales”.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256