“Caso Sala: la Justicia y el gobierno cometen un grave error”

Con respecto a la nota del 4, titulada “La Justicia y el gobierno justificaron que Sala siga presa”, me parece que ambos cometen un grave error. En efecto, las convenciones, pactos y acuerdos sobre derechos humanos de las Naciones Unidas y del sistema interamericano fueron incorporados a la Constitución en la reforma de 1994. La Corte Suprema argentina tiene jurisprudencia al respecto: las resoluciones sobre derechos humanos de las Naciones Unidas, de la CIDH y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son de cumplimiento obligatorio en el país.

El gobierno nacional le pedirá a la Justicia de Jujuy que ponga inmediatamente en libertad a Sala. Los jueces jujeños podrán negarse, como lo están haciendo, pero el caso llegará a la Corte Suprema, y no hay dudas acerca de cuál será su decisión.

Para las organizaciones internacionales de derechos humanos la señora Milagro Sala es, en adelante, “un caso”. Y la Argentina es “el Estado concernido”. Sólo un hecho se transforma en “caso” a partir de la presentación de alguna denuncia fundamentada. Consta que Amnistía Internacional o el Centro de Estudios Legales y Sociales cuentan con especialistas calificados para la fundamentación. Y el Caso Sala, en realidad, está servido. Las fundamentaciones se amontonan.

En la materia, el Estado concernido, es decir nuestro país, se encuentra gestionado con una incompetencia superlativa, lo cual no sorprende, pues se ajusta perfectamente a sus antecedentes de torpezas e imprecisiones en el ámbito internacional y diplomático. Sin embargo, la polémica por la liberación de Milagro sigue sumando posturas a favor y en contra. La diputada del Frente Renovador Graciela Camaño se mostró en contra de que la dirigente social quede en libertad, pero además no dejó pasar la oportunidad para recalcar su disconformidad con el manejo internacional del tema que hizo el gobierno, al que tildó de “incapaz” (“La Nación”, lunes 5 de diciembre de 2016).

No obstante, cualquiera que conozca relativamente la problemática de los derechos humanos aconsejaría resolver el caso lo más pronto posible, desembarazarse del fárrago de los informes y despachos y salir del paso en la forma más decorosa posible. Salvo que el Estado concernido se arriesgue a desempeñar el papel de paria del sistema de Naciones Unidas, aunque pague las cuotas respectivas para pertenecer al organismo que lo impugna, sea a través del Grupo de Trabajo de la ONU, de la representación institucional del director general de la OEA, Víctor Almagro, o de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH.

En sus peores momentos, estados concernidos como China o Irán amenazaron con no pagar la pauta que les correspondía –a nadie le gusta pagar para que lo maltraten–. Pero el sistema de Naciones Unidas sirvió para instalar la cultura global de los derechos humanos. Significa y representa la garantía del respeto a los derechos de la persona, aunque el país que los viole sea un pagador puntual. Y hoy en día, por más poderoso que sea, no le conviene a nadie quedar fuera del sistema.

Téngase en cuenta que a cualquier país le cabe la estampilla de Estado concernido. Si se estudian comparativamente las explicaciones, o las justificaciones, de los gobiernos denunciados, se encuentra siempre una peligrosa similitud. Se impugna la competencia del tribunal (en nuestro caso el Grupo de Trabajo de ONU, la CIDH, la OEA), se cuestiona la injerencia en los asuntos internos o se extienden en características del cuerpo jurídico de la comarca tratada. En nuestro caso, se asiste a la confrontación de las reglas e interpretaciones de Jujuy, con las convicciones mundialmente aceptadas. ¿De quién será el triunfo final? El hilo se corta siempre por lo más delgado. Y lo más delgado del hilo está en el norte del país.

Joaquín Bertrán

DNI 5.433.822

“¿De quién será el triunfo final? El hilo se corta siempre por lo más delgado. Y lo más delgado del hilo está en el norte del país, en Jujuy”.

Joaquín Bertrán

DNI 5.433.822

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“¿De quién será el triunfo final? El hilo se corta siempre por lo más delgado. Y lo más delgado del hilo está en el norte del país, en Jujuy”.

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