“Con progresistas como estos no hace falta la derecha”

Abel Chaneton siempre supo que rebelarse con armas con miras a deponer la autoridad estatal constituía delito de sedición. También supo que los presos de la U9, en 1916, no habían incurrido en ese delito sino en evasión, esto es: habían huido de la cárcel en la que cumplían con las sanciones penales por los delitos cometidos.

El corrupto juez Zinny (hacía trabajar a los presos en su chacra particular, y encima gratis), siempre en 1916, caratuló el expediente como “sedición”. Buscaba con ello agravar las penas de los evadidos y justificar los fusilamientos de Zainuco. Pero fundamentalmente quería eludir la autopsia en sede judicial, que nunca se hizo. Si era “sedición”, las muertes, en esos casos tumultuosos, son de origen conocido, por eso no era necesaria la autopsia, argumentaba Zinny contra Chaneton.

La versión que suscribieron Elordi, Zinny y Staub sobre lo acontecido en aquella cordillera el 30 de mayo fue que dos presos (sediciosos y no evadidos, según ellos) ratificaron su condición de sediciosos pues intentaron (rendidos, atados, cansados y semidesnudos en medio de la nieve) apoderarse de dos fusiles, lo que lograron. Tirotearon pues a la policía, que entonces tuvo que matarlos a todos, no sólo a esos dos.

Chaneton dijo que esto era falso y que el delito de sedición (art. 227 del Código Penal vigente entonces) se integra con dos elementos: a) alzarse públicamente contra las autoridades, con el fin de b) deponerlas, impedir la ejecución de las leyes… etc. (Chaneton citó a Rivarola, “Exposición y crítica del Código Penal, T. III”).

Chaneton dijo que nada de esto había ocurrido en Zainuco el 30 de mayo y que los ocho presos que fusiló Blanco por orden de Staub eran evadidos de la cárcel y que no habían cometido delito de sedición, pues no habían tratado de apoderarse de fusil alguno sino que sólo ansiaban volver a prisión para descansar, al fin, de aquella pesadilla.

Don Félix San Martín dijo: “Sublevarse los presos pretendiendo arrebatar dos carabinas cuando acababan de entregar voluntariamente todas sus armas, y luego caer todos en un espacio reducidísimo de terreno y todos (destacado en el original) con un balazo en la cabeza… es también muy singular…” (Félix San Martín, carta a Abel Chaneton, Las Lajas, 30 de junio de 1916; en diario “Neuquén”, edición del 6/7/1916).

La versión de la policía que hizo suya el juez Zinny, entonces, es que dos presos tirotearon a las fuerzas del orden con dos fusiles que acababan de robar. La investigación del periodista Chaneton llegó a la conclusión de que Staub había hecho fusilar a ocho presos rendidos que nunca opusieron resistencia.

El “homenaje” que el diputado Mansilla suscribe, y que acompañan las diputadas Teresa Rioseco y Pamela Mucci, recoge y hace suya, en la exposición de motivos, la versión de la policía, es decir la versión de Staub, de Zinny y de Elordi (proyecto de ley 9759; expte. D-385/16, de fecha 7/6/16; H. Legislatura provincial).

El diputado Mansilla y acompañantes ofenden, en la exposición de motivos de su proyecto de ley, la memoria de Abel Chaneton.

El diputado Mansilla (y acompañantes) actúan como el comisario Gragirena lo hizo el 2 de septiembre de 1963, cuando en presencia del interventor militar en la provincia le puso el nombre de Staub a la Escuela de Policía y, simultáneamente, le dedicó un zalamero y repugnante elogio al periodista a quien Staub había hecho asesinar, todo en el mismo acto y por el mismo precio, como ahora hacen Mansilla y acompañantes en esa fraudulenta pieza que presentaron en la Legislatura.

El diputado Mansilla y sus acompañantes en este desafortunado proyecto de ley deberían presentar en la Legislatura, en la que están haciendo sus carreras políticas en el bando del progresismo, otro proyecto de ley: uno que permita eliminar, de la Escuela de Policía de la provincia, el nombre del fusilador de presos en Zainuco y de Abel Chaneton en la capital del territorio, que eso fue lo que hizo Adalberto Staub.

Sin duda, no es de los hontanares en que bebe el progresismo trucho donde Abel Chaneton encontrará su definitiva reivindicación. En Neuquén, hasta los progresistas son conservadores, sobre todo cuando en su presente los acompaña el miedo y en su futuro sólo atisban la jubilación de privilegio, y Chaneton no tuvo nunca ni aquel ni esta.

Juan Chaneton

DNI 4.622.487

“En Neuquén, hasta los progresistas son conservadores,

sobre todo cuando

en su presente los acompaña el miedo y

en su futuro sólo atisba la jubilación de privilegio”.

Juan Chaneton

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Neuquén

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“En Neuquén, hasta los progresistas son conservadores,
sobre todo cuando
en su presente los acompaña el miedo y
en su futuro sólo atisba la jubilación de privilegio”.

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