“¿Conicet sí o no?”

Todos los países tienen entre sus organizaciones estatales aquellas que se dedican a la investigación científica. Estas tienen entre sus miembros a reconocidos profesionales de todas las ramas de la ciencia, abocados ellos a dilucidar diferentes aspectos de los problemas y dudas que encierra el mundo de las ciencias y la técnica.

Entre otros, el Conicet también contiene al Cenpat (Centro Nacional Patagónico), creado en 1970, y el Cadic (Centro Austral de Investigaciones Científicas), fundado en 1969.

Entre las investigaciones del Conicet se encuentran las que se realizaron sobre poblaciones anteriores a la llegada de los conquistadores a nuestro continente, y en especial a nuestra hoy llamada Patagonia.

“Dicen los investigadores que algunos nombres que los pueblos se dan a sí mismos
–por ejemplo ‘mapuche’– y otros fueron impuestos, como es el caso de los términos araucano y tehuelche. Vale decir que araucanos no es el ‘verdadero nombre’ de los mapuches, ni tampoco el de los ‘antiguos mapuches’, es apenas el nombre que los españoles quisieron darles.

”Los mapuches, por otra parte, no son ‘indios chilenos’, sino pueblos preexistentes. Esto significa que vivían en estos territorios antes de que existieran los estados, y que había mapuches en lo que hoy es Argentina, así como había tehuelches en lo que hoy es Chile.

”Los tehuelches, por otra parte, no ‘se extinguieron’, sino que desde hace varios años luchan para demostrar que continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a identificarse en el espacio público como aonek’enk”. Esto corresponde textualmente a una carta informe que firman los antropólogos e investigadores del Conicet, cuyas vidas están dedicadas a estas cuestiones, y sería muy soberbio y propio de quienes somos ignorantes de estos temas no entender qué nos quieren decir al respecto.

Una investigación científica sólo puede ser puesta en duda por otra (ha sucedido muchas veces) que refleje que existen nuevas pruebas que hacen caer o fortalecen a la anterior.

No creo que los huesos encontrados por los antropólogos, los análisis de ADN a esos restos y su comparación con personas vivas en la actualidad puedan ser puestos en discusión alguna.

Mal que les pese a muchos que se relamen y usan al Estado, como en otras épocas, para maltratar a algún pueblo preexistente, sepan que la historia que fue escrita con sangre también es analizada científicamente. Justamente apuntan a analizar esa sangre y a decirnos verdades que debemos asumir como sociedad.

Si nos gusta el Conicet cuando investiga una vacuna que nos cura, entonces hagamos lugar para esta vacuna sobre la historia de mapuches y tehuelches, porque aunque nos duela el pinchazo también puede curar nuestro racismo y xenofobia, muchas veces no reconocido, pero tantas veces demostrado. En especial cuando el poder y el dinero mandan a seguir exterminando a seres humanos cuya historia los coloca en estas tierras, muchos años antes de que llegasen “sus conquistadores”.

Jorge L. Fernández Avello

DNI 12.862.056

“Una investigación científica sólo puede ser puesta en duda por otra (ha sucedido muchas veces) que refleje que existen nuevas pruebas que hacen caer o fortalecen a la anterior”.

Jorge L. Fernández Avello

DNI 12.862.056

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“Una investigación científica sólo puede ser puesta en duda por otra (ha sucedido muchas veces) que refleje que existen nuevas pruebas que hacen caer o fortalecen a la anterior”.

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