Cuando se intenta un cambio hacia adelante

El lunes 6 del corriente leemos en este medio “El gobierno quiere evaluar a los alumnos, pero ATEN se resiste”. La ministra de Educación Cristina Storioni busca que Neuquén tenga sistema propio para medir el rendimiento y señaló que ya se prepara el proyecto. El gremio criticó la medida y dijo que busca “distraer”. Según la funcionaria, el proyecto tiene el aval del sindicato. Sin embargo, desde ATEN salieron a cuestionar la medida en la antesala de la discusión salarial. En el desarrollo observamos que el dirigente Marcelo Guagliardo volvió a acusar a la funcionaria de hacer “anuncios demagógicos” para “eludir la responsabilidad” sobre la cuestión salarial y los problemas de infraestructura en las escuelas.

Como referencia recomiendo la lectura en la secciones Opinión y Tu opinión editadas también en este medio el día miércoles 11 de enero “La educación irrepetible” de Marcelo Antonio Angriman y “Meritocracia vs Facilismo” de mi autoría, donde insisto sobre las muchas notas donde expreso mi opinión acerca de que en los años 60 ocupábamos el 2° puesto en América y el 5° en el mundo, hoy estamos 9° en América y 127° en el mundo y seguimos descendiendo.

Una reforma educativa profunda, seria, responsable, con crecimiento y sustentable en el tiempo, va más allá de un reconocimiento salarial que por lógica debe ser justo y con el mismo reconocimiento y criterio que se utiliza en los países llamados del primer mundo, pero en este escenario, aún no lo somos, y distamos mucho de serlo.

Esta discusión que en el plano político-social nos llevó claramente a aumentar la brecha en una sociedad conformada por un crisol de razas, no encuentra la forma de ponernos de acuerdo en qué queremos y hacia dónde vamos. Por lo tanto, todo intento de verdadero cambio sigue siendo estéril.

La cuestión no pasa por el hecho de discutir proyectos, como así tampoco por si los gobiernos son progres de derecha, de izquierda, liberales, neoliberales, nacionalistas, populares, etc.; todos ellos teñidos de pensamientos filosóficos, pero sospechados de revanchismos y odios profundos anclados, muchos de ellos, en verdaderas castas con privilegios sociales originadas y establecidas desde 1810, con luchas intestinas tan sólo por lograr y mantener el poder. Al no haber acuerdos para lograr “políticas de estado” es muy difícil implementar cambios que produzcan verdaderos saltos de jerarquía.

A lo largo de nuestra historia, se gestaron pensamientos políticos, corrientes políticas, formas de vida y cambios sociales que nos llevaron, muchos de ellos, a grandes equivocaciones. Para tratar de entender cómo se defiende a ultranza sólo una parte de la verdad recomiendo la lectura del libro “La razón populista” de Ernesto Laclau, editorial Fondo de Cultura Económica.

En el campo educativo, motivo de esta nota, tal vez sea, en este largo y arduo camino, el momento de deponer posiciones radicales, escucharnos más, lograr acuerdos profundos entre todos los actores, de frente a la sociedad, sin engaños, sin imposiciones por decreto porque al fin y al cabo “todos” exigimos derechos pero también “todos” tenemos obligaciones y responsabilidades, en particular sobre los educandos, ya que somos forjadores de su futuro; muy por el contrario, un camino sellado con normativas laxas, engañosas al fin, hace que los mismos, entre otras cosas, abandonen la cultura del esfuerzo, del estudio, de la disciplina y de los valores que les aseguran un futuro exitoso.

Silvano Giacolla Caruso

DNI 8.119.343

En los años ‘60 ocupábamos el 2° puesto en América y el 5° en el mundo, en educación.

Hoy estamos 9° en América y 127° en el mundo y seguimos descendiendo.

Silvano Giacolla Caruso