Fuerzas Armadas demonizadas

En los años 70 la subversión marxista intentó acabar con las instituciones armadas mediante el recurso del asesinato y fracasaron. Pero que el Estado democrático, al que éstos querían derrocar, haga ahora el trabajo del ERP y Montoneros, suena ridículamente increíble y macabro. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y los jueces y fiscales federales disponen de un presupuesto millonario para ese fin. Nuestros niños estudian con textos obligatorios donde el término “genocida” es sinónimo de militar. No hay dinero para equipar las FF.AA. pero sobra para demonizarlas. Los juicios de lesa humanidad, el Tribunal Oral Federal de Tucumán, por ejemplo, en su fallo condenatorio en la causa, “Operativo Independencia”, sostiene que los militares ejecutaron “un plan sistemático y generalizado contra una parte de la población civil por sus ideas políticas”. El fiscal, Pablo Camuña, a su vez, dice: “El Ejército, con las unidades sumadas a él o puestas bajo su control, invadió y ocupó la provincia de Tucumán durante un período que llegó por lo menos hasta 1978”. Tan inicuas falsedades no resisten el más elemental análisis. ¡El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue la fuerza militar (no civil) invasora que intentó ocupar Tucumán! ¡El Ejército Argentino fue el que lo impidió cumpliendo la orden del gobierno constitucional justicialista! En medio de todo esto, la señora Gabriela Michetti, ya en la mitad de su gestión como vicepresidenta, viene a desayunarse sobre la urgente necesidad de definir una política para las Fuerzas Armadas e invita a consensuar entre todos los argentino. Ahora bien, antes de siquiera esbozar dicha política Macri deberá resolver si hace equipo con Lorenzetti, Verbitsky, Carlotto, Pérez Esquivel, Cortiñas, Jones Huala, Del Caño y la CIDH o se pone la camiseta de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de las que es comandante en jefe. Es que, como dicen Las Sagradas Escrituras: “No se puede servir a dos amos”.

Joaquín Bertrán

DNI 5.433.822