“La sociedad argentina y la política”

La política es un mal necesario. Vivimos en un mundo político. Cada día y a cada instante, con nuestros actos, nuestras acciones, nuestras omisiones, nuestros prejuicios y con nuestras convicciones estamos haciendo política. Nosotros, que nunca integramos siquiera la lista de una comisión vecinal. Aun aquellos que se dicen apolíticos, que hablan pestes de la política y de los políticos, están manifestándose políticamente. Podemos decir de ellos que son “anarquistas” porque si no están a favor de la política están en contra del orden establecido, están en contra de una organización democrática, en contra de un Estado, municipal, provincial o nacional. Luego, tienen una posición anarquista, donde no existen leyes, protecciones civiles, ni gobernantes, ni gobernados, ni patria, ni libertad.

El problema que tenemos los argentinos es que somos esencialmente antidemocráticos, autoritarios e intolerantes. Por eso no podemos entablar una discusión sin pelea, un intercambio sin agresiones, una posición sin descalificación. Esa particularidad de nuestra idiosincrasia la traemos desde siempre, desde que fuimos un proyecto de país, desde que el territorio se desangraba en luchas civiles.

Primero fueron los españoles versus los criollos, los secesionistas contra los monárquicos, unitarios contra federales, radicales contra conservadores, azules versus colorados, peronistas versus antiperonistas, los de River contra los de Boca, etc. ¿A qué se debe esta eterna dicotomía? ¿Cómo es posible que un país, con sus emblemas, sus instituciones, con su territorio definido y delimitado, con su historia, sus próceres, su idioma, su constitución, siga inmerso en discusiones acaloradas, en luchas intestinas, que nos limitan a la hora de avanzar y progresar, ya que cuando gobierna Fulano Mengano, en su papel opositor, le pone palos en las ruedas? ¿Es normal que ocurra esto? Confieso que nunca me moví de Argentina, no conozco otros países sino a través de lecturas y/o medios audiovisuales. No obstante, creo que la confrontación es el deporte nacional de los argentinos. Quizás la explicación esté en nuestra génesis (y aquí me estoy arriesgando a esbozar una explicación sociológica), ya que nuestros orígenes fueron distintas etnias: los pueblos originarios, los españoles, luego vinieron inmigrantes de diversas latitudes, y toda esa ensalada genética se amalgamó para conformar lo que hoy llamamos el pueblo argentino. De ese crisol de razas no podía salir sino ésta, la sociedad argentina. Y los políticos no pueden ser la excepción, puesto que ellos no nacieron de un repollo, vienen del pueblo, con sus yerros, con sus miserias y, también, por qué no decirlo, con sus talentos y aciertos. ¿Llegará el momento en que los argentinos podamos ponernos de acuerdo en algo tan importante como lo es el bien común? Espero y deseo que así acontezca.

Albérico Martín Cáceres

DNI 11.047.612

“El problema que tenemos los argentinos es que somos esencialmente antidemocráticos, autoritarios e intolerantes”.

Albérico Martín Cáceres

DNI 11.047.612

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“El problema que tenemos los argentinos es que somos esencialmente antidemocráticos, autoritarios e intolerantes”.

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