Las riñas

Redacción

Por Redacción

A veces los seres humanos pasamos por circunstancias que nos llevan a tomar actitudes y decisiones inmaduras que hieren profundamente a otros, hasta los enferman.

Y así se crean enemistades que duran décadas sin que aparezcan intenciones de reconciliación, voluntad de concordia; sin que seamos capaces de reconocer, de ser conscientes del daño que hemos infringido en otros.

Eventualmente buscamos restablecer el vínculo, restaurar el afecto, pedir perdón, y damos muestras de amor, de superación, con ansias de una nueva fase, pero encontramos a la otra parte tan mal predispuesta hacia nosotros, todavía, que sentimos la tentación de retraernos definitivamente cuando el sufrimiento causado por el reiterado rechazo –aun a nuestra nueva naturaleza– recrudece. Es hora de entregar con serenidad el asunto a Dios, que actúa en los corazones. Y esperar pacientemente que él haga sus obras. Dios conoce las circunstancias de la riña, la naturaleza de nuestros daños y abrirá el camino a la paz y el bienestar mutuo realizando todo el potencial de vida de la relación.

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios