Para frenar la contaminación de los ríos

Ante la obligación judicial de la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro de sanear y revitalizar la naturaleza de la cuenca que administra, confiero estas conclusiones de procedimientos:

Priorizar en los estatutos de la AIC los principios para el resguardo de la naturaleza de la cuenca, antes que su dedicación al uso y aprovechamiento de la misma. Revertir los principios de acción que guían a la AIC, centrados en adoptar los cursos hídricos de la cuenca para la generación de energía abiótica, por el sentido vital que conforman sus componentes ecosistémicos, naturalmente establecidos por y para la vida.

La cuenca ya no puede estar digitada por ingenieros hidráulicos, sino por catedráticos vinculados a la vida de la naturaleza.

Superar la eutrofización del río Negro a partir de incrementar su caudal mínimo de 300 a 600 m³ por segundo. La solicitud de “frenar la contaminación en 180 días” resulta un absurdo en cuanto al tiempo, espacio y medio que precisa la naturaleza de la cuenca para recuperar su sanidad y vitalidad.

Desde su creación, la AIC no vuelca la cantidad de agua suficiente para conservar su natural capacidad homeostática, ya que ha prevalecido su contención en los embalses de las represas para generar electricidad en los mayores picos de consumo. Y ya no mienta hoy más la AIC con la putrefacción del agua por la carencia de lluvia por el efecto Niña o Niño; ningún río se contamina por si mismo, y en la historia natural de la cuenca sequías hubo innumerables…

El agua es al río lo que el aire a los pulmones, y sería utópico pretender la recuperación sanitaria de la cuenca si no se duplica el caudal mínimo artificialmente establecido, más aún considerando que previo a las represas era de 900 m³ por segundo.

Ante el actual tratamiento gubernamental para la regulación del costo de la energía eléctrica e hidrocarburífera en boca de pozo, todo incremento de la recaudación debe estar destinado con prioridad o a remedar el origen que provoca la generación de dicha energía, actualmente provocada mediante el uso, la eutrofización y la contaminación del agua superficial y subterránea de los ríos Limay, Neuquén y Negro.

Revertir el sentido de uso del agua de la cuenca como agente receptor de todo desperdicio orgánico e inorgánico de la actividad humana.

Ha de cumplir la AIC con los dictados del artículo 41 de la Constitución nacional que le indica que “ante el daño ambiental, es prioridad recomponer” y priorizar que los fondos que administra sean destinados, con prioridad, a fin de remedar todo foco de contaminación orgánica e inorgánica que la contamine. Los desechos cloacales pueden y deben de ser tratados y utilizados para el riego botánico.

Prohibir de inmediato el actual abastecimiento de agua para permitir el proceso de fractura hidráulica horizontal o fracking en Vaca Muerta y Allen, a la vez que el actual abastecimiento de agua para permitir el proceso de lixiviado hidrotóxico dado en la mina de Andacollo en Neuquén.

El agua es de la vida y para la vida, y no más.

Conferir a los ingenieros agrónomos la responsabilidad del uso y la consecuencia sanitaria natural y alimentaria por el uso mal habido de agrotóxicos. Los envases de los venenos deben ser devueltos a sus comercializadores para su tratamiento y reciclado.

Comprender, identificar y denominar al total de torrentes superficiales y subterráneos que de la cordillera al mar integran nuestra maravillosa cuenca con el nombre de Curru Leufú, nombre mediante el cual el pueblo originario denominaba al río Negro. Desde el lago Nahuel Huapi al río Agrio, desde Los Andes al mar, todos aquí bebemos y fructificamos la misma agua.

Elvio Mendioroz

DNI 8.213.861

Elvio Mendioroz

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