“Pequeñas delicias del sistema judicial”

(Ocurrido en Mesa de Entradas de los Juzgados de Familia, Niñez y Adolescencia de Neuquén capital).

–Vengo a interiorizarme en el juicio por régimen de visitas y cuota alimentaria que inicié a la mamá de mi hijo de cinco años.

–Tiene que venir su abogado.

–No tengo abogado.

–Vaya a pedir uno de oficio.

–Para patrocinarme de oficio, ustedes tienen que certificarme que no tengo abogado particular.

–Pídale a su último abogado particular que le certifique que ya no lo patrocina.

–Mi último abogado murió.

–Pídale un certificado.

–¿Certificado de que se murió?

–No, certificado de que ya no lo patrocina.

(Media hora después, en la oficina de Orientación Jurídica, Ciudad Judicial, Neuquén capital).

–Vengo a solicitar un patrocinio letrado para dos juicios que tengo iniciados en los Juzgados de Familia…

–¿Tiene trabajo?

–No

–¿Tuvo abogado particular alguna vez?

–Sí, hasta que se murió.

–Deme el certificado.

–¿Certificado de que se murió el abogado?

–Mmmm, sí. ¡No! Certificado de que ya no lo patrocina.

–Pero… está muerto.

–Para designarle un abogado de oficio es necesario ese certificado.

–En el Juzgado de Familia ya saben que no me patrocina… el muerto, digo…

–A ver… (la señorita que atiende pasa ocho minutos mirando la pantalla de una computadora). No figura en el sistema.

–¿Qué cosa?

–Que usted no tiene abogado.

–Pero no tengo abogado. Si tuviera abogado, ¿para qué vendría acá a pedir uno?

–Traiga el certificado.

–¿De qué?

–De que no tiene abogado.

–Mmmmm, ok (y comienzo a retirarme, fastidiado).

–Señor, atendemos hasta las 11. Pero hoy vino un solo abogado así que nos dijo que tomemos pocos turnos…

Eduardo Luis Serralunga

DNI 17.837.842


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios