“Plan Frutícola 2017, parte 2:
la reconversión”

En oportunidad anterior traté el tema realizando “consideraciones generales” de la fruticultura actual, concluyendo que el Alto Valle de Río Negro y Neuquén ha sido fundamentalmente, a lo largo del tiempo, productor por excelencia de manzanas y peras. Ha quedado demostrado que con el esquema de producción tradicional ha dejado fuera de toda posibilidad de subsistir a un gran número de productores pequeños y medianos, por más eficiente que sea su productividad, o sea la relación de inversión y trabajo.

Una alternativa ante esta situación estructural sería una reconversión frutícola hacia la explotación de frutos secos. Es indudable que en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén existen condiciones para su implantación adecuada. Como factores a favor de incluir la producción de frutos secos en el plan Frutícola podemos mencionar: a) las condiciones de la tierra en la zona son excelentes, contando con el servicio de riego; b) en muchos casos están las herramientas necesarias, propiedad de los mismos productores; c) la capacidad de nuestros productores está demostrada a través de generaciones; d) existe información técnica y científica en el INTA que puede certificar la producción de kilos por hectárea, y el precio de mercado le daría al productor una situación económica distinta, y dejaría de depender de la ayuda del Estado; e) en relación al tema heladas, en el caso de los nogales observamos que no afecta tanto como en el caso de las frutas de pepitas; f) menores riesgos de accidentes de trabajo en la cosecha; g) pero si hay un elemento que puede ser determinante a favor de la producción de frutos secos es que el productor retiene el producto hasta el momento en que decide venderlo; sin posibilidades de degradarse la calidad del fruto puede permanecer después de la cosecha varios meses. Seguro que existen más elementos que no cito por razones obvias.

Como están dadas las cosas, creo que el plan Frutícola (PF) que se está elaborando debe tener en cuenta especialmente a estos productores –que son familias– y propietarios de la tierra.

Dicho esto el paso siguiente debe ser buscar la forma de incluirlos en el plan Frutícola. Una manera sería a través de la modalidad de “créditos a valor producto”. Consiste en la devolución del capital prestado en igual cantidad de kilos de fruta, cuando la planta está en producción. Ejemplo: una planta vale hoy tantos kilos de fruta y cuando se devuelve el capital se reintegran la misma cantidad de kilos al precio de ese momento.

De acuerdo a informaciones que han trascendido, están trabajando en la elaboración del plan distintos organismos de Nación, Ministerio de Agroindustria, INTA, Senasa, las secretarías de Fruticultura de Río Negro y Neuquén y la Federación de Productores. A propósito de la Federación y las cámaras de Productores, deberían tener en cuenta (en forma especial) a los pequeños y medianos productores, tratándose de un plan plurianual del que he hecho mención (plantar anualmente una cantidad pequeña de hectáreas). De esta forma seguramente comenzarán a aparecer los brotes verdes (de los que tanto se habla) y en años sucesivos árboles de un número importante de chacareros.

Como están dadas las cosas, es imprescindible que los pequeños y medianos productores que se consideren en las condiciones que he planteado, sin dejar de pertenecer y participar en sus respectivas cámaras, formen grupos de productores agrupados, que tienen problemas comunes, y pidan ser escuchados en los distintos niveles de decisiones. Esto es de fundamental importancia, porque hay que estar en la mesa donde se deciden los temas importantes. En este caso donde se elabora el plan Frutícola. Solicitar al gobernador tener participación como productores agrupados, teniendo en cuenta la situación por la que están pasando.

Cr. Adalberto V. Caldelari

DNI 5.482.301