“Un día cualquiera”

Y un día cualquiera me sentí extraviado.

Quemé en esa hoguera el cordón absurdo que me tuvo atado.

Y en ese placer, de sentirme alado, comencé a escribir, diciendo todo aquello que estuvo guardado.

A partir de eso pasé a ser el malo para mucha gente.

Rodando entre el lodo, busco en el presente que el bello diamante brille despacito alumbrando el fondo.

Busco, en forma incesante, desde ese día, donde me extravié mientras me dormía.

El maldito día, que ya no sentí la luz que emanaba de tantas estrellas.

Mi ser es un ángel, cruzando en el cielo, reclamando siempre ese amor perdido.

Un fuego encendido, más allá del viento, latiendo en el tiempo, donde yo quemé esa cuerda absurda, que me tuvo atado en todo este tiempo.

Roberto Savasta

Roberto Savasta


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