“Víctimas y victimarios”

El derecho penal es un discurso sobre el victimario, y ese saber del victimario implica el menosprecio, el capitis diminutio de la víctima que así pasa a ser un elemento secundario. Una prueba de esta asimetría es que el Código Procesal Penal de la Nación menciona 246 veces el término “imputado” mientras que apenas hay 17 apariciones del término “víctima”. Así como el Código Penal escatima la mención de la víctima, la retórica de los derechos humanos rechaza la nominación de la víctima de delito común. Y tanto la Justicia como los derechos humanos se sostienen en una farsa discursiva que oculta lo real: la muerte a la vuelta de la esquina, en una entradera, en un bar.

Si examinamos el discurso vigente de la dirigencia, de la academia, de gran parte del progresismo que estipula lo que ingresa al campo del discurso y lo que se mantiene oculto, la verdad, que es la realidad, la encarna Matías Gandolfo, el joven asesinado porque se resistió a que le robaran el celular. Vidas y muertes silenciadas porque el saber jurídico se centra en los derechos humanos de plastilina o de masilla, mientras que cada vez hay más muertos por un Estado cómplice. Un Estado que no protege a los ciudadanos toda vez que, bajo el paraguas “buenista” de la presunción de inocencia, excarcela a quien mató, robó por asalto o violó, pese a las declaraciones de los testigos, las pruebas periciales, los informes científicos como el ADN, etc.; todos irrefutables, pero que no aseguran la condena del imputado. Y, además, ese testimonio invisibilizado y a menudo ninguneado que es el muerto.

Joaquín Bertrán

DNI 5.433.822

“Así como el Código Penal escatima la mención de la víctima, la retórica de los derechos humanos rechaza la nominación de la víctima de delito común”.

Joaquín Bertrán

DNI 5.433.822