En Puente 83 la accesibilidad no pasa casi nunca

Las personas en silla de rueda no tienen casi transporte público adaptado en el barrio cipoleño. El mal estado de las calles hace que sólo un micro pueda ingresar al lugar. El drama de Berta.

Berta está sentada en su silla de ruedas y mira con impaciencia la calle de piedra, mientras se acerca el colectivo. Necesita llegar al hospital para que le revisen el pie.

Le duele porque mientras hacía los ejercicios para recuperarse de una enfermedad que le impide caminar se torció. A lo lejos, y por lo alto del vehículo, ya se puede saber que el coche no tiene rampa para personas con discapacidad, y Berta, que cobra la jubilación mínima, deberá tomar un taxi. La accesibilidad solo funciona en algunos barrios, y a Puente 83 parece no llegar.

A Berta le diagnosticaron una rara enfermedad llamada síndrome de Guillain Barré en mayo del 2016. Hasta diciembre de ese año permaneció internada y sin posibilidad de moverse, ya que esta patología ataca al sistema nervioso y en muchos casos genera parálisis. Luego comenzó una larga terapia de kinesiología que eventualmente la volverá a poner de pie, pero ella confiesa sentir impaciencia. “Quiero que sea ya”, dijo entre risas.

El coche debía pasar a las 10:20, pero recién llegó a las 11:10, y ni Berta ni Débora subieron. La espera fue al costado de una angosta calle en desnivel, que bordea el canal y que atraviesa todo el barrio de punta a punta. Sin garita ni vereda, la espera seguramente se tornaría más difícil con frío, lluvia o viento.

Federico Trasarti es uno de los propietarios de la empresa Pehuenche, que realiza este recorrido. Argumentó que “solo hay un coche con rampa que puede entrar a Puente 83 sin quedar colgado por el estado de las calles, y para cruzar el puente tiene que ser corto, sino no puede girar”.

“Las rampas quedan dobladas y abolladas por circular en zonas como Puente 83, Costa Norte o Labraña”, relató el empresario.

Débora es una de sus dos hijas, y pasa gran parte del día cuidándola y acompañándola. “Por suerte en mi trabajo me dieron el turno noche y puedo estar todo el día acá con ella, pero es feo que esté encerrada tantas horas”, se lamentó.

Desde el hospital Pedro Moguillansky le proporcionan un servicio de transporte en ambulancia para que acuda todas las semanas a tratarse, pero solo para sus sesiones de kinesiología. “Si ella se enferma, o como le paso ahora que se torció, es taxi sí o sí, y con lo que ganamos es imposible”, alegó Débora.

florencia salto

“Con que pase uno por día, o los fines de semana nosotros la podríamos llevar a algún lado, para que pasee y se distraiga”

Débora Illanes, hija de Berta.

móviles con ”piso bajo” y con rampas especiales de acceso pueden usar las personas con problemas de movilidad en Cipolletti.

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“Con que pase uno por día, o los fines de semana nosotros la podríamos llevar a algún lado, para que pasee y se distraiga”

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