La falta de agua en los embalses obliga a ser rigurosos con el riego

La apertura de las compuertas del dique Ballester dio inicio ayer a la temporada de riego en el Alto Valle. A pesar de la fuerte crisis que atraviesa el sistema productivo y del impacto que tiene el crecimiento de las ciudades en el sistema de canales que le da vida a la región, la jornada de ayer se vivió como una fiesta. “Empezamos a soñar. Empezamos a soñar lo que podemos todavía”, resumió el productor Carlos Natalini, a cargo del Consorcio de Regantes de Segundo Grado.

Ayer al mediodía hubo un asado a los pies del dique mientras el agua comenzaba a recorrer los 130 kilómetros que el canal principal tiene hasta Chichinales.

A las 9 de la mañana se abrieron tres de las 17 compuertas, que atraviesan el río Neuquén de margen a margen. Por ahora sólo circularán unos 10 metros cúbicos por segundo que se irán incrementando de acuerdo a los requerimientos de los diferentes consorcios.

La falta de agua en la cuenca obliga a ser rigurosos con el caudal que se vaya erogando. “Uno de los problemas es que no hay agua en los lagos así que se irá llenando de a poco. Igualmente la fruta de carozo está un poco atrasada por lo que por ahora no creo que haya inconvenientes”, evaluó Eduardo Artero del consorcio de Cipolletti. Recordó que el canal principal, en su máximo caudal, puede conducir entre 70 y 80 metros cúbicos por segundo.

Pero no solo ese es el problema de ir conduciendo el agua lentamente. La necesidad de ir sacando la basura que se acumula en el cauce es el otro. “Un caudal muy fuerte la arrastraría y se generarían taponamientos”, explicó Artero.

La problemática de la basura no es menor para los consorcios que anualmente sacan toneladas de residuos, sobre todo cuando el canal pasa por las ciudades. Ayer, este fue uno de los temas que se conversó entre los que asistieron a la apertura de la temporada de riego: la necesidad de concientizar a las poblaciones sobre la importancia que tiene para el valle el sistema de canales.

“El agua la aprovecha mucha más gente que los productores y está siendo muy escasa. Desde el DPA dicen que las represas siguen estando muy bajas”, ratificó Natalini los dichos de Artero.

Sobre el estado general del canal y la limpieza que se realizó antes de largar el agua Natalini aseguró que “de 10 está en 8 puntos”. Informó que se logró limpiar en casi todos los lugares y que fue un trabajo de todos los consorcios. “La idea fue dejarlo de la mejor manera posible”, reconoció.

Si bien la apertura de las compuertas se realizó ayer, toda la maniobra para poder regar el Valle comenzó un día antes con el embalse del agua. Desde el dique recorrió primero 4,5 kilómetros (canal alimentador) hasta el derivador donde se termina de regular el caudal. Una vez que el líquido llega hasta este sector continúa su marcha y va asistiendo a los canales secundarios de acuerdo al orden establecido por el consorcio. La maniobra puede demorar cerca de una semana.

“El agua la aprovecha mucha gente además de los productores. Desde el DPA dicen que las represas siguen estando muy bajas”,

aseguró Carlos Natalini, a cargo del Consorcio de Segundo Grado.

Los desafíos que enfrenta el sistema

El canal principal de riego tiene unos 130 km de extensión e irriga actualmente unas 30.000 hectáreas ubicadas entre Barda del Medio y Chichinales.

Además, el sistema está integrado por una serie de canales secundarios y comuneros que llegan hasta cada una de las chacras del Alto Valle. En la actualidad la importancia del sistema va más allá del riego, aunque esta sigue siendo su función primordial.

En algunos tramos se utiliza para generar energía y, en el caso de los desagües, para conducir el agua de lluvia desde la barda hacia el río. El crecimiento de las ciudades es uno de los mayores desafíos que enfrenta el sistema, que tiene más de 100 años. Basura, construcciones no autorizadas o destrozos son sólo los problemas más visibles.

florencia salto