Patio, el quinteto que busca recuperar el popurrí fogonero

Tres hermanos, un primo y un amigo de toda la vida recrean sus interpretaciones de temas populares, con un estilo original y creativo. El nombre de la banda alude a las juntadas familiares y de amigos en el viejo patio de la casa de su abuelo.

Ese lugar en el que crecen las plantas y los sueños, adonde se fabrican los asados y encuentros más genuinos e íntimos. Cumpleaños veraniegos, navidades y años nuevos. Todos transcurren en las afueras de la casa de alguien querido.

Un fogón acompañado de familia y amigos, son el ingrediente perfecto para que surja la música. La guitarra criolla, un bongó, un cajón peruano o cualquier otro elemento que sirva como percusión -inclusive una botella- y las voces de aquellos audaces que se animen a entonar algún tema popular.

De eso se trata la banda Patio, que, conformada por hermanos, primos y amigos, busca recuperar y transmutar esa energía de una historia compartida de toda la vida.

En escenarios del Alto Valle

Sin quererlo, esta banda terminó tocando en los escenarios del Alto Valle de manera frecuente y con una importante asistencia de público.

Con versiones de temas del rock internacional y nacional, sus recitales van transitando por estilos variados como el funk, el reggae y el flamenco, y terminan en un clima de fiesta con cumbias clásicas y folclore.

La forma de interpretar las canciones vuelve indudablemente especial a este quinteto, con tres voces, batería y percusión, y una destacable armónica.

Temas como “sucio y desprolijo” ejecutado con una guitarra criolla, sobre una base Indie y con dos voces femeninas, harían que “Pappo se revuelque en su tumba”, bromeó Juan Torres, encargado de la guitarra.

Juan nació en Cipolletti y hoy es comunicador social, profesión que abraza y que “sería muy difícil dejar”, sentenció. Trabaja para el gobierno neuquino y confesó que en algún punto de su búsqueda vocacional en Córdoba, evaluó la posibilidad de profesionalizarse en el mundo de la música. Sin embargo aclaró: “No quería vivir la música como un trabajo, no querría que sea algo que me estrese, porque justamente lo uso para desconectarme del trabajo y conectarme con otra cosa”, explicó Juan.

“Nunca nos promocionamos con Patio, nos han ido llamando porque algún conocido nos escuchó y así se fue moviendo de boca en boca”, agregó casi sorprendido.

Una historia familiar

Patio empezó a existir formalmente hace poco más de un año, pero ya cuenta con varias presentaciones en vivo.

La idea de estos tres hermanos, un primo y un “hermanado”, como se refieren a Martín Motta, fue revivir y recrear las juntadas con sus familiares y amigos en el patio de la casa de sus abuelos, adonde pasaron gran parte de su infancia escuchando a su abuelo, también músico, de la vieja escuela del jazz y “uno de los pioneros del Coro Polifónico de Cipolletti”, según arengó Juan.

Desde hace muchos años, la musicalización de esas reuniones corre por cuenta de ellos y los encuentros se volvieron más masivos y con un abultado repertorio, al punto de que inevitablemente atravesaron las paredes de ese verdín con fogón y humo y se hicieron más conocidos. “Tratamos de mantener esta cuestión horizontal, recreativa y familiar”, destacó.

“Me gusta Zeze Tribu, es tremendo, me encanta ese estilo funk. Los chicos de Estamos de Acorde hacen cosas muy originales”,

Juan Torres, comunicador social, guitarrista y vocalista de Patio.

La música y las otras pasiones

La formación

Datos

“Me gusta Zeze Tribu, es tremendo, me encanta ese estilo funk. Los chicos de Estamos de Acorde hacen cosas muy originales”,
Pese a la pasión que emanan, sus profesiones se desvían y atraviesan otras vertientes, muchas de ellas artísticas, como la fotografía, las artes plásticas o la actuación. “Todos tenemos otras cuestiones además de Patio, y son cosas que también nos gustan. Vivir de la música implicaría dejar muchas cosas que no querríamos dejar”, aseguró Juan. Martín Motta es artista plástico, Silvina Torres es actriz, su hermana Mariana es fotógrafa, Juan es comunicador social y su primo, Fernando Lizaso es ingeniero químico.
“Somos nuevos en esto de ir a tocar y rozarnos con otros artistas, pero veo que hay menos oferta artística en los barrios y en general, además las fiestas populares no son lo que solían ser” consideró y recordó las dificultades que se vivieron el año pasado en la Casa de la Música, con los “despidos de profesores”. Argumentó que hubo una caída con la actual gestión de Cultura del municipio, y alegó que “ahora es todo más acartonado, con una forma muy tradicional de abordar la cuestión cultural”.
Juan Torres – guitarra acústica y voz
Silvina Torres – voz
Mariana Torres – voz
Fernando Lizaso – armónica
Martín Motta – batería y percusión

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