Un golpe violento que aleja a la familia futbolera de la cancha

La suspensión del partido entre Cipolletti y Villa Mitre desnudó una vez más el poder de la barra, en este caso La 69. El Albinegro, víctima y protagonista de un problema social que afecta al fútbol.

La suspensión del partido Cipolletti-Villa Mitre por enfrentamientos entre la 69 y la policía pegó fuerte en el club Albinegro, que está obligado a tomar medidas drásticas en el corto plazo. Hechos como el del domingo marcan a fuego a una institución y esta vez, el hincha se cansó.

Lo deportivo queda a un segundo plano cuando la conclusión de la familia futbolera es contundente: ‘‘No vamos más a la cancha’’. Desde las plateas, las primeras personas que abandonaron el estadio fueron aquellas con menores a cargo. Las caras largas se plasmaron en bronca a través de las redes sociales.

Rehenes de una porción mínima que se considera con derecho a ingresar gratis y una directiva con margen de acción limitado ante aprietes explícitos o implícitos, varios hinchas genuinos deciden dejar de acompañar al club que tanto quieren para evitar ser testigos o sufrir hechos de violencia en carne propia.

Una realidad que se repite club a club en todo el país pero de la que muchos no hablan por un miedo lógico y otros porque les conviene que esa situación siga existiendo.

En definitiva, Cipolletti se ve afectado por un problema cultural que no se genera desde el club sino que lo atraviesa. Claro que hay similitudes y también diferencias respecto de lo que ocurre con las barrabravas que sostienen negocios multimillonarios en clubes más grandes. Acá no hay trapitos o pases de jugadores en el medio. Simplemente se trata de un grupo que se adjudica el poder de permitir o no que continúe un partido.

La coincidencia es que no les importa el daño que le puede generar esto al club y mucho menos al fútbol. No hay límites. La policía intentó ponerlos y no supo o no pudo. Poco importa a esta altura.

Un petardo dañó la integridad física del arquero visitante cuando iban 15 minutos del primer tiempo. El partido estuvo parado por otro cuarto de hora y la policía observó atentamente como dos personas del club intentaban calmar a ‘‘La 69’’ para que el partido continuara. Estaba claro que cualquier tipo de diálogo entre la hinchada y la policía era imposible. Tras la reanudación, los enfrentamientos recrudecieron y los ruidos de las balas de goma obligaron a Lucas Novelli Sanz a suspender el partido.

‘‘Queremos ir a fondo, pero solos no podemos. Pagamos un operativo de seguridad para que sea la policía la encargada de mantener la calma, pero fue claro que tampoco pudo. Necesitamos más apoyo’’, declaró Gonzalo Romero, dirigente Albinegro.

Por su parte, el presidente Santiago Caldiero no ocultó la mezcla de bronca y tristeza pero al mismo tiempo aseguró: ‘‘la policía tiene identificados a quienes generaron los disturbios porque fueron detenidos. Si hay derecho de admisión, la lista será confeccionada por la policía, que es la que tiene los nombres’’.

Sobre la conversación entre dos dirigentes y dos integrantes de la barra en el campo de juego, Caldiero señaló que ‘‘a nadie la gusta ver que dos dirigentes hablan en la cancha con gente que está generando disturbios, pero eso sucedió porque era evidente que con la policía no iban a hablar’’.

Una vez más, sin la intervención del poder político será imposible solucionar estos problemas. Si todo sigue igual, cada vez que una facción esté disconforme con algo mantendrá el poder de suspender un partido castigando a otros miles.

Cuando la intención es conquistar al hincha con equipos competitivos y lindos partidos, lo sucedido en el último domingo le aplica el derecho de admisión, pero a la familia futbolera.

Novelli Sanz y sus asistentes observan la cabecera donde se sitúa la barra involucrada.

Datos

Gonzalo Romero sobre la posible pena para el club por los graves incidentes.

Versiones cruzadas

El relato de ambas partes coincide en que los incidentes que comenzaron minutos antes del encuentro, se generaron cuando un hincha golpeó a un efectivo policial, luego de negarse a realizar el cacheo.

El grueso de la 69 ya estaba en la popular cuando los ruidos a pocos metros del ingreso Kleppe desviaron su atención y salieron del estadio. Ese fue el primer enfrentamiento. A un joven no le gustó el cacheo “violento” de un policía, se dio vuelta y le dio un golpe de puño. Fue suficiente para que volaran piedras de un lado y balas de goma del otro. Como saldo: dos policías heridos, uno con un corte profundo que lo mantuvo hasta ayer en el hospital y otro con una fractura en el antebrazo.

Por los incidentes, el fiscal Martín Pezzetta le formuló cargos al supuesto agresor, por lesiones leves, atentado y resistencia a la autoridad. El representante del Ministerio Público Fiscal aseguró que encontraron el platillo con el que lesionaron al efectivo.

Desde la dirigencia del club aseguraron que le darán total libertad a la policía para que se aplique el derecho de admisión. “Los involucrados seguramente no ingresarán más, eso lo definirá la seguridad que tiene total libertad”, explicó una alta fuente del club.

Otra versión que circuló en las tribunas es que el enojo de un sector de la hinchada con la policía tenía origen en un “violento” operativo policial en la madrugada del domingo en el Anai Mapu, sin embargo las fuentes consultadas no abonaron esa teoría.

“Esto no es de ahora, el hostigamiento viene de hace rato. En el cacheo te patean, ayer (por el domingo) requisaban hasta los nenes”, explicó uno de los miembros de la 69 que pidió reservar su identidad. Reconoció que pararon el partido apenas se inició “para que terminen con la represión y liberen a los detenidos”.

Luego de la intervención de la CD y la reanudación, la hinchada tomó con “una provocación” el cordón policial que ingresó por Kleppe y se paró abajo de la tribuna. “Eso no lo hacen nunca, fueron a provocar”.

Marcelo Milla, Comisario al frente de la Regional Quinta, explicó que el conflicto se inició en el ingreso de Kleppe y que “todos los demorados” (fueron 10) recuperaron su libertad.

Sobre la supuesta “provocación” Milla indicó que “los operativos responden de acuerdo a las necesidades de cada momento. A veces es difícil contener y controlar” a la hinchada.

El simpatizante de la 69 negó que el conflicto se haya generado por problemas con la dirigencia. “Nosotros no tenemos relación con ellos. No les pedimos nada, solamente que nos dejen entrar a la cancha. Pero no le pedimos plata, ni entradas para revender, ni para banderas nada. No tenemos trato”, expresó.

Hechos lamentables que marcaron al club

En marzo de 2005, el árbitro Walter Lago paró el partido porque vio tendido en el piso al arquero de Aldosivi, Guillermo Álvarez. Aturdido por un supuesto piedrazo, después de media hora se suspendió el encuentro que estaba empatado 1-1.

La dirigencia de Cipolletti nunca le creyó al 1 del Tiburón, a quien le realizaron una tomografía computada en el Policlínico Neuquén. La lesión no se comprobó, pero la historia terminó mal para el Albinegro, porque el Consejo Federal le dio por ganado el duelo al equipo marplatense y le complicó la clasificación a los rionegrinos.

Doce años más tarde, Cipo afronta otro capítulo negro con un arquero como protagonista. Esta vez, muchos vieron como voló el proyectil y a diferencia de su colega de Aldosivi, Facundo Tavoliere tuvo toda la predisposición para seguir. También el juez, Lucas Novelli Sanz, hizo todos los esfuerzos, pero fue imposible. Ante esto, crecen la posibilidades de que el cotejo no continúe y el club local se lleve la peor parte.

Más atrás en el tiempo, otros dos hechos marcaron a fuego a la institución Albinegra.

En noviembre de 1999 y con el partido recién comenzado, cómo el domingo, una bomba de estruendo cayó cerca de Daniel Oldrá, defensor de Godoy Cruz.

Mientras lo atendían, voló un proyectil y Federico Beligoy dijo basta.

Tres años antes, en julio de 1996 , se dio el más recordado de los capítulos negros, porque había un ascenso a la B Nacional en juego. Tras perder 1-0 con Juventud Antoniana, el público invadió la cancha y los jugadores salteños fueron duramente agredidos.

Además de esos lamentables episodios violentes en La Visera, son recordados los cruces de la Banda del Tigre con Julio Arriaga, primero intendente de la ciudad y luego presidente del club.

Octubre 2017. Tavolieri, después de la agresión.

Es una situación difícil, compleja, que se repite en todos los clubes. No esquivamos nuestra responsabilidad en el tema pero necesitamos trabajar en conjunto para que estos hechos no sigan ocurriendo.

Santiago Caldiero, presidente del Club Cipolletti, sobre los hechos del domingo y la violencia en el fútbol.

archivo

juan thomes

Datos

20
los minutos netos de juego que se disputaron. Fueron 15 al principio y cinco más luego de la reanudación.
10
los demorados tras los incidentes antes del comienzo del partido. Solo uno deberá responder ante la justicia.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios