Ciclos de números y ensayos

Weretilneck cumplirá el jueves con otro mensaje parlamentario. Llega con expectativa degradada. No dirá nada que no haya dicho ya y no haya promovido del plan Castello.

Marzo estará maniatado por la negociación salarial, y se colará la inquietud oficial que agrieta el silencio y filtra la verdad escondida de un futuro irresuelto.

El gobierno colocó otra alteración. Gastón Pérez Esteban se inscribió para jefe de fiscales. Si el Consejo de la Magistratura menor –con mayoría de legisladores y miembros del Colegio de Abogados– lo designa en mayo o junio, el hoy ministro de Seguridad controlará a los fiscales en las investigaciones penales. Será una explícita reserva gubernamental en la Justicia. Nada bueno para un Poder siempre sospechado por su rápido auxilio al poder político.

El oficialismo –vía los pasos de Facundo López– confía en esa designación frente a los otros dos inscriptos: los fiscales Fabricio Brogna y Luciano Garrido. El proceso recién se inició, pero llegaron voces críticas a Weretilneck. Si escuchó atentamente los reparos de parte del mando de la Justicia. Falta todavía. Evaluará el desarrollo de esa candidatura que ya lo expuso a un daño político por su evidencia de retirada gubernamental.

Weretilneck se concentrará en lo salarial.

Demoró la apertura de la negociación, apostando que los acuerdos en otras provincias serán igualmente bajos y concientizarán que el 15% no es nada malo. “UPCN cerró con el 12% en Ciudad de Buenos Aires”, contrapone a su similar rionegrina.

Esta semana se abrirá la discusión y llevará varias semanas.

En Bariloche, el gobernador adelantó un compromiso de revisión en septiembre u octubre. No será cláusula “gatillo” –aclaró– que significa un alza automática. Los gremios reclaman ese formal requisito, pues el resto es cuestión de fe.

El oficialismo se esfuerza en silenciar su zozobra.

La reunión de los intendentes demostró que el gobernador no allanará nada que –medianamente– atente contra su conducción. El barilochense Gustavo Gennuso fijó la fecha con él y programaron su concurrencia. Pero no fue. Se enojó cuando advirtió que la movida se instalaba periodísticamente como desafío a su jefatura. El intendente supo del fastidio cuando el jueves se enteró de que no asistiría y hasta último momento intentó –sin lograrlo– un saludo al paso en el cónclave. Signos del enfado también sufrieron otros jefes, como Gustavo San Roman en Río Colorado.

La ausencia –como reprimenda– funcionó y nadie abandonó un discurso correcto. Gennuso, Pedro Pesatti y Alejandro Palmieri evitaron definiciones. El jefe barilochense delineó un plan de cohesión municipal, el vicegobernador habló “para adelante” y se retiró y el legislador militó por el plan Castello. Nada del pasado y, menos, del presente, a pesar de que la inquietud flotaba en el ambiente. ¿Que hará Weretilneck, como conductor y sin continuidad, con Juntos y con ellos? Miguel Petricio se fue del libreto. “Sin Alberto estamos en problemas, pero hay que buscar el candidato”, lanzó.

El catrielense Carlos Johnston requirió “no cerrar puertas” a otras fuerzas.

El gobernador amaga con un relanzamiento partidario para marzo y programa tres o cuatro precandidatos. Estas ambiciones sueltas –entiende– se constituirán en la mayor fortaleza de la fuerza. No lo confiesan, pero Pesatti y Palmieri se colocan en la fila. Gennuso y Arabela Carrera lo piensan. Todos aspiran al apoyo del gobernador. “No voy a respaldar a nadie. Y si lo hago, será al final”, dice. Se reunió y mandó al ruedo a Palmieri, cuyo reposo estival fue temible. ¿Apoyo? Hoy, motivación. Pesatti prepara –en reserva– su candidatura y cree en un recíproco apoyo del gobernador. “Hay que verlo andar, qué hace y qué junta”, explica a su entorno. Concentra poder en la inacción política de Juntos. Allí, Weretilneck decidió ser más Weretilneck que nunca.

Un ministro como jefe de los fiscales constituiría una reserva gubernamental en la Justicia. Nada bueno para un Poder ya sospechado de auxiliar al poder político.

Weretilneck
planchó la reunión de intendentes con su ausencia
sancionatoria
cuando interpretó que podía dañarse su conducción.

Datos

Un ministro como jefe de los fiscales constituiría una reserva gubernamental en la Justicia. Nada bueno para un Poder ya sospechado de auxiliar al poder político.
Weretilneck
planchó la reunión de intendentes con su ausencia
sancionatoria
cuando interpretó que podía dañarse su conducción.

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