Dólar bajo, impuestos altos

mirando al sur

Aunque sólo transcurrieron poco más de cinco semanas desde el comienzo de 2017, los analistas económicos se manejan con dos certezas: el dólar seguirá “planchado” y los impuestos se mantendrán altos, salvo aquellos que ya tuvieron cambios el año último como Ganancias y retenciones a la exportación agropecuaria.

Esta situación obedece a dos factores entrelazados, con el déficit fiscal como denominador común.

Por un lado, tanto el Tesoro Nacional como una decena de provincias están financiando sus desequilibrios entre gastos e ingresos con endeudamiento externo, lo cual supone un fuerte ingreso de dólares (unos US$ 8.000 millones en lo que va de este año) que son comprados por el Banco Central para evitar que la cotización se desplome en el mercado cambiario. A esto se suman dólares ingresados por el blanqueo, colocaciones de deuda externa de compañías privadas y el mayor saldo exportable de la actual campaña agrícola que, tras el fin de las retenciones al trigo y maíz (25%), se traduce en cosechas récord. Hasta la primera semana de febrero, las cerealeras ya habían liquidado en el mercado casi US$ 2.300 millones (a un promedio de 460 millones semanales). A partir de abril, además, comenzará el ingreso de las exportaciones de soja.

Por otro, todo indica que el desempeño de la recaudación impositiva no permitirá que la “reforma tributaria integral” prometida por el gobierno de Mauricio Macri pueda concretarse este año, ya que en ese caso incrementaría el déficit fiscal que la Casa Rosada busca contener en 4,2% del PBI a costa de cierta racionalización del gasto público y, en especial, de los subsidios a la energía. En enero (con $ 7.600 millones extra por el blanqueo), la recaudación total de la AFIP registró una suba de 30% con respecto al mismo mes de 2016, lo cual supone una caída en términos reales frente a una inflación cercana a 40% anual.

El dólar relativamente bajo es funcional a la estrategia del BCRA de ponerle a la inflación un techo de 17% anual, que algunos analistas privados elevan hasta 23/24% para 2017. De hecho, en los últimos 12 meses la cotización de la moneda estadounidense pasó de $ 14,10 a $ 16 en el mercado libre, con una suba de casi 13,5% interanual muy inferior a la inflación. Sin embargo, esta virtual “ancla” cambiaria eleva los precios domésticos en dólares y abarata las compras en el exterior. Una prueba de ello es que en 2016, por cada dos residentes argentinos que viajaron a otros países ingresó un solo extranjero, con lo cual la balanza turística arrojó un déficit de 8.500 millones de dólares, una cifra tres veces más alta que el superávit comercial. Otra es que desde algún tiempo reapareció una brecha de 3/5% entre el dólar oficial y el paralelo ($ 16,50/16,80), que evidencia un atesoramiento de divisas fuera del circuito formal. En el mercado de futuros, a su vez, el dólar cotiza a $ 16,55 para mayo de 2017 y $ 18,45 para enero de 2018, con una tasa de interés implícita de 19% anual. Según varios especialistas, los inversores colocan pesos al 24,5% anual (Badlar más 5%) y se cubren al 19% en el mercado de futuro, con lo cual obtienen una diferencia del 5,5% anual en dólares.

Con la apreciación del peso, que erosionó buena parte de la mejora real producida con la devaluación de fin de 2015, no sólo se elevan los precios (y los salarios) equivalentes en dólares con lo cual la economía pierde competitividad externa. Otro tanto ocurre con los costos, entre ellos los impositivos. En el Ministerio de Hacienda niegan que el tipo de cambio real esté retrasado y replican que es necesario bajar los costos. Pero muchos de ellos recogen la inercia inflacionaria de 2016, como ocurre con los impuestos nacionales provinciales y las tasas municipales, cuyas boletas vienen este año con subas de 35/40% en distintas jurisdicciones. A esto se suma el ajuste de los combustibles y la recomposición de los precios y tarifas de electricidad, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que impactan además en el invariable componente impositivo de las facturas.

Si bien el ministro Nicolás Dujovne prometió semanas atrás el estudio de una reforma tributaria integral e incluso acaba de contratar a la consultora FIEL para avanzar en esta tarea, es un secreto a voces que no podrá concretarse antes de fin de 2017. No sólo porque la propia ley de blanqueo y “reparación histórica” a jubilados prevé que deberá ser analizada por una Comisión Bicameral del Congreso después de las elecciones legislativas de fin de octubre. También porque deberá complementarse con un replanteo del gasto público para no agudizar el déficit fiscal, aun cuando el consumo y la actividad económica repunten con el correr del año.

A nivel nacional, la recaudación de la AFIP en enero mostró lo dificultosa que puede resultar esa reforma. Sin los ingresos fiscales extra del blanqueo, el total creció 25,3% y sólo el IVA-DGI y el mal llamado “impuesto al cheque” mostraron incrementos interanuales similares a la inflación interanual (37,2 y 35,9% , respectivamente), seguidos de los aportes y contribuciones a la seguridad social (30,7%). En cambio, la recaudación de Ganancias subió apenas 7,1% tras los cambios del año pasado y los derechos de importación crecieron (31%) más que los de exportación (25,6%), en este caso debido al fin de las retenciones (salvo soja).

No menos complejo es el panorama de los impuestos provinciales, donde Ingresos Brutos está en la mira por ser un gravamen que se traslada a precios ya que es independiente del resultado de cada actividad. Un informe del Instituto de Análisis Fiscal (Iaraf) revela que, tras los sucesivos aumentos de alícuotas en los últimos años, representa en promedio el 75,7% de los ingresos propios, muy por encima de Sellos (8,6%); Inmobiliario (6,9%) y Patentes automotores (5,4%). A ello se suma que las percepciones cruzadas de IIBB entre jurisdicciones le añaden más distorsiones porque resultan muy difíciles de recuperar por los contribuyentes. Según el Iaraf, una alternativa menos distorsiva seria reemplazarlo por un impuesto a las ventas finales; un IVA provincial o una sobretasa de IVA nacional que posibilite la misma recaudación que IIBB. No obstante, dicho instituto se inclina por una modificación integral que contemple la reformulación de otros impuestos vigentes que han perdido significación, el traspaso de potestades tributarias entre Nación y las Provincias e incluso la postergada modificación del régimen de coparticipación federal, previo debate sobre la composición y eficiencia del gasto público. Nada que esté a la vista y menos durante un año electoral.

El dólar relativamente bajo es funcional a la estrategia del BCRA de ponerle a la inflación un techo de 17% anual, que algunos analistas privados elevan hasta 23/24% para 2017.

Si bien el ministro Nicolás Dujovne prometió el estudio de una reforma tributaria integral, es un secreto a voces que no podrá concretarla antes de fin de año.

Datos

El dólar relativamente bajo es funcional a la estrategia del BCRA de ponerle a la inflación un techo de 17% anual, que algunos analistas privados elevan hasta 23/24% para 2017.
Si bien el ministro Nicolás Dujovne prometió el estudio de una reforma tributaria integral, es un secreto a voces que no podrá concretarla antes de fin de año.

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