El palacio y la calle

Si no hay acuerdo en la semana, habrá aumento a los docentes bonaerenses por decreto. La versión circuló el jueves, último día de la semana hábil, en el bloque de Cambiemos en el Congreso. El dato acababa de llegar desde Olivos. En la provincia de Buenos Aires prefieren no hablar de eso en momentos en que hay una puerta entreabierta para la negociación con los gremios. “Lo único seguro es que vamos a seguir con los descuentos a los días de huelga”, según un funcionario que participa de las conversaciones. El golpe será tan fuerte que sólo descontarán cuatro días en la liquidación de este mes: no se puede afectar más del 25% del salario. El resto impactará en el recibo de mayo. Para el gobierno de María Eugenia Vidal, no será otra cucharada de miel lo que convenza a los maestros, sino una de aceite.

Pocas veces como este jueves se percibió el contraste entre el clima de palacio y el de la calle. El oficialismo aún celebraba el informe de Marcos Peña del día anterior en Diputados, donde el jefe de Gabinete consolidó su nuevo perfil confrontativo en una pulseada contra un grupo de fantasmas liderados por Axel Kicillof. Es una curiosidad que el ex ministro aún sea reconocido como polemista: como en otra ocasión lo hizo Prat Gay durante un plenario de comisiones, Peña logró ridiculizarlo apenas agitando un puñado de datos económicos. ¿Una victoria del oficialismo? Para esa misma hora, los gremios docentes movilizaban decenas de miles de manifestantes en el cierre de la marcha federal en reclamo de la apertura de una paritaria nacional. “Ustedes no ven la realidad”, había apostrofado días antes al presidente la líder de opinión Mirtha Legrand.

Los radicales sin embargo no se dejan amedrentar por miradas como esa. La “realidad” para ellos indica hoy que el peronismo no está en condiciones de canalizar el descontento social. La dispersión de la fuerza dominante del sistema político argentino, sigue siendo el dato central del año electoral. Mientras tanto, hay que seguir dándole lucha en el barro al kirchnerismo y esperar los resultados del ajuste por la vía del gradualismo, que llegarán, si no se equivoca Orlando Ferreres, en agosto. (Aunque los números de actividad industrial de enero que dio el economista, con los que coincidió la UIA, fueron una vez más desalentadores). Sin embargo, si hay homogeneidad –un término extraído de la nomenclatura oficial– respecto de la nueva etapa de endurecimiento de discurso, no hay nadie más convencido en Cambiemos que el radicalismo. La receta de apretar los dientes podría haber surgido perfectamente de allí.

¿Acompañarán los gobernadores la pulseada del gobierno nacional con los docentes por la paritaria nacional? Desde Olivos se les reclama que se comprometan con el debate, al que también le ha sacado el cuerpo el alguna vez llamado (por el macrismo) “peronismo racional”. Es una discusión en la que los gobernadores sólo podrían ir a pérdida. Apenas sonó aislada la voz de Juan Schiaretti, de Córdoba, que defendió la descentralización. A su vuelta de Holanda, el presidente podría renovar el llamado a las provincias a defender el diseño federal en el debate por la educación. Prometen que lo haría públicamente.

¿Quién capitaliza el malestar, visible en las calles y en las encuestas? La marcha por el Día de la Memoria confirmó la fragmentación del kirchnerismo, disperso en tres corrientes de organismos de derechos humanos, un espacio que el matrimonio Kirchner contribuyó a dividir. Aún es una fuerza en proceso de descomposición, cuya nueva forma se desconoce.

La celebración de Día de la Memoria, aunque masiva, fue el festejo de una facción. En tiempos como el de hoy, nada más podía satisfacer al gobierno que el tipo de críticas que se escucharon en el acto central, que incluyeron una reivindicación de las organizaciones armadas de la década de los 70. El mensaje de Hebe de Bonafini fue una coronación, triste y penosa.

Descontarán los días de huelga. Para el gobierno de María Eugenia Vidal no será una cucharada de miel lo que disuada a los maestros, sino una de aceite.

En tiempos como el de hoy, nada más podía satisfacer al gobierno que el tipo de críticas que se escucharon en el acto por el Día de la Memoria.

Datos

Descontarán los días de huelga. Para el gobierno de María Eugenia Vidal no será una cucharada de miel lo que disuada a los maestros, sino una de aceite.
En tiempos como el de hoy, nada más podía satisfacer al gobierno que el tipo de críticas que se escucharon en el acto por el Día de la Memoria.

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