El proverbial Zygmunt Bauman (1925-2017)

Según un viejo proverbio chino, para desearle mala suerte a una persona se le debe expresar: “¡espero que vivas tiempos interesantes!”. Tiempos interesantes, según tal invocación, son aquéllos repletos de idas y vueltas, conflictos y encrucijadas.

Y vaya si al profesor de la Universidad de Leeds, recientemente fallecido, no le tocaron momentos tales. Nacido en Polonia, Bauman fue testigo, víctima y protagonista de un siglo XX tumultuoso y dramático, marcado por las persecuciones, la guerra y la creación obligada de nuevos conceptos tales como genocidio, apatridia o refugiados.

Era un niño cuando junto a su familia judía debió huir de los nazis, viajando de Polonia hasta la Unión Soviética. Más tarde, de regreso en su tierra natal, estudió sociología y filosofía en la Universidad de Varsovia. Allí permaneció hasta 1969, cuando debió dejar su puesto en la academia debido a nuevas manifestaciones antisemitas.

Los destinos siguientes fueron las universidades de Haifa y Tel Aviv en Israel. Finalmente, a principios de la década de los años setenta, se instaló en el Reino Unido, donde tuvo a su cargo el Departamento de Sociología de la Universidad de Leeds.

Vale recordar una de sus obras fundamentales: “Modernidad y Holocausto” (1989), dirigida a reflexionar de un modo incisivo acerca de la muerte secuencialmente programada en la modernidad.

Al respecto, sostuvo que el holocausto se gestó y se puso en práctica en nuestra sociedad moderna y racional, en una fase avanzada de nuestra civilización y en un momento culminante de nuestra cultura. Justamente por eso lo considera un problema de esa sociedad, de esa civilización y de esa cultura.

Tanto es así que la elección del exterminio físico como medio más adecuado para lograr la Solución Final fue el resultado de los rutinarios procedimientos burocráticos. Es decir, del cálculo de la eficiencia, de la cuadratura de las cuentas, y de las normas de aplicación general.

Sólo en un contexto tal se pudo concebir, desarrollar y realizar la idea del holocausto. Concretamente, en una cultura burocrática que nos incita a considerar la sociedad como un objeto a administrar y como una colección de problemas varios a resolver.

De modo que los ingredientes del compuesto asesino estuvieron constituidos por una ambición típicamente moderna de diseño e ingeniería sociales, mezclada con una concentración intrínsecamente moderna de poder, recursos y administración.

Para Bauman, además, el moderno asesinato en masa se distingue por la práctica ausencia de toda espontaneidad y por la incidencia de la planificación racional y calculada. Se caracteriza por la casi completa eliminación de la contingencia y de la casualidad y por su autonomía frente a las emociones grupales y los motivos personales.

Y aunque fenómeno moderno, afirmó que la modernidad no fue condición indispensable para el holocausto. Ha sido, más bien, consecuencia del impulso moderno hacia un mundo absolutamente diseñado y controlado, pero una consecuencia que se produce cuando ese impulso se empieza a descontrolar y se expande desbocado.

Sostuvo que, afortunadamente, la mayor parte del tiempo logra evitarse que la modernidad se descontrole. Y ello por cuanto sus ambiciones chocan con el pluralismo del mundo y se detienen antes de realizarse por falta de un poder que sea lo suficientemente absoluto y totalizante.

Pero también gracias a la ausencia de un ejecutor monopolista que sea lo suficientemente poderoso como para aplastar a todas las fuerzas autónomas, compensatorias y atenuantes del pluralismo y la heterogeneidad.

Lucidamente, además, advirtió que el “Estado judío intentó utilizar los recuerdos trágicos como certificado de su legitimidad política, como salvoconducto para todas sus acciones políticas pasadas y futuras y, sobre todo, como pago por adelantado de todas las injusticias que pudieran cometer”.

Al proverbial Zygmunt Bauman le debemos la profundidad crítica propia de los más brillantes intelectuales. Aquellos que enseñan con pasión y ayudan a pensar mejor.

*Profesor titular de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)

Fue testigo, víctima y protagonista de un siglo tumultuoso y dramático, marcado por las persecuciones, la guerra y la creación de conceptos tales como genocidio o refugiados.

Dijo que el holocausto se gestó y se puso en práctica en nuestra sociedad moderna, en una fase avanzada de nuestra civilización y en un momento culminante de nuestra cultura.

Datos

Fue testigo, víctima y protagonista de un siglo tumultuoso y dramático, marcado por las persecuciones, la guerra y la creación de conceptos tales como genocidio o refugiados.
Dijo que el holocausto se gestó y se puso en práctica en nuestra sociedad moderna, en una fase avanzada de nuestra civilización y en un momento culminante de nuestra cultura.

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