Enfermedades públicas y confiscación de información

Beberías el agua del río Limay, Neuquén, río Negro o del lago Nahuel Huapi? ¿Consumís el agua de la canilla o comprás bidones a las empresas que ofrecen el servicio? ¿Por qué? ¿Desconfías, tal vez, de la calidad del agua de la canilla? Trataré de ofrecer otra mirada sobre la importancia de recibir en tiempo y forma información veraz y oportuna en el caso de la contaminación a nuestros ríos y lagos. ¿Se ocultó información clave a la ciudadanía sobre la calidad del agua en nuestros ríos y sobre la que consumimos?

La posibilidad de discutir en torno al tema de por qué nuestros ríos en el Alto Valle y en Viedma/Patagones están contaminados es de un enorme avance en la agenda pública. Sin embargo, esto no implica que el propio Estado trabaje con mayor responsabilidad que la demostrada hasta el momento: la problemática es más rápida que Usain Bolt y la respuesta, un parche casero. Aunque en esta oportunidad el desarrollo de la nota aborda el tópico confiscación de información de relevancia pública, hay que mencionar que del mismo tema también se encuentren para desarrollar en otra columna el campo ético, jurídico, político, turístico, económico, estadístico, normativo, como de la responsabilidad de los funcionarios públicos que ocupan puestos claves en organismos estatales: nacionales, provinciales y municipales.

Algunas preguntas nos esperan en el horizonte: ¿cómo se llegó a esta situación y cómo se resuelve? Y en ese mismo lineamiento podemos también interrogarnos: ¿habrá sanción a los responsables de este grave daño al ambiente y a la salud? ¿Por qué este tema estalló ahora y no antes? Recordemos, el agua de nuestros ríos se utiliza para riego en las chacras y para darles de beber a animales que luego se consumen en nuestra mesa. Si el agua está contaminada, por ende ¿estamos injiriendo alimentos contaminados?

Nuestra democracia debe dar un paso decisivo para su fortalecimiento. Hay que reconocer que los estados (municipales, provinciales y nacional) no trabajaron en la planificación de políticas públicas que respeten los protocolos internacionales de protección ambiental. Además, es necesario que los propios estados realicen un monitoreo que dé cuenta de las razones que llevaron a que hoy nuestros ríos y lagos estén más contaminados de lo que se puede afirmar públicamente. A partir de ese monitoreo se podrían conocer detalles de la situación de los últimos años en los ríos, los nombres de los responsables y la implementación de políticas que se anticipen al daño e incluso a delitos ambientales.

Y más grave aún: la contaminación a nuestros ríos y lagos, vale reiterar, lleva varios años. ¿Qué impacto ha tenido en la salud de la población? ¿Lo sabemos?

¿Cuántos millones de pesos le cuesta al Estado reparar el daño causado en nuestros ríos y cuántos millones de pesos en medicamentos se utilizaron para las afecciones respiratorias, alergias y deterioro en la salud de miles de ciudadanos? ¿Se puede establecer una relación entre calidad del agua que consumimos y diferentes tipos de enfermedades que nos afectan? ¿Quiénes pueden aportar respuestas? El lector sabrá hacer sus aportes a esta preocupación ciudadana y a todas esas preguntas que merecen encontrar claridad con pruebas que provengan desde diferentes instituciones.

*Licenciado en Comunicación Social, diplomado en Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

¿Cómo se llegó a esta situación y cómo se resuelve? ¿Habrá sanción a los responsables de este grave daño al ambiente y a la salud?

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¿Cómo se llegó a esta situación y cómo se resuelve? ¿Habrá sanción a los responsables de este grave daño al ambiente y a la salud?

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