Espera
El pasillo de la sala de espera del área de consultorios en el hospital público tiene todas las sillas ocupadas. La mayoría son mujeres. Hay alguna charla de ocasión: el clima, el tiempo de espera, las clases, qué irán a hacer para almorzar. Pero también hay silencios, largos. De pronto uno de los niños, de unos dos años, aburrido él, se va a otro lugar, a jugar. Y a media lengua dice: adiós y agita su manito . Hace dos pasos y se detiene, se da vuelta otra vez y le grita a su madre: ‘te amo’. Solo las dos palabras que permiten por unos segundos sacar a todas del tedio, la ansiedad, la espera. Hasta que pase la siguiente y falte menos para entrar al consultorio.
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