Final de ricos, transmisión eterna

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Escribía Roberto Arlt en sus Aguafuertes varias décadas atrás: “Se organiza un match de boxeo, que todo entendido sabe que es un futuro y perfecto tongo, y los diarios le dan columnas y columnas al asunto, porque las columnas son avisos, aunque usted no lo sepa”.
Tomo la frase de un artículo que me envía el colega Ariel Scher. Nos sirve para preguntarnos por qué tanta previa en los canales de cable sobre la final de Champions hoy en Cardiff. Real Madrid y Juventus son justos finalistas. Son dos equipazos. Tienen jugadores brillantes y podrán ofrecer una grandísima final. No hay dudas sobre eso.
Pero tanta previa, sabemos, se debe pura y exclusivamente a que tanto ESPN como Fox trasmitirán el partido. Nadie duda tampoco que ambas transmisiones podrán ser extraordinarias. Y que hay relatores y comentaristas, por suerte, de gran calidad. Miguel Simón y Diego Latorre son mis favoritos. Y, entre los ex futbolistas puestos a comentaristas (a Latorre lo cuento directamente como comentarista, con disculpas de su gran pasado en Boca), elijo al Patrón Bermúdez, siempre filoso y didáctico.
Pero vuelvo a Arlt. Si ambas cadenas no tuvieran esos derechos, dedicarían menos horas a la final. Imposible no citar a la cadena Globo, dueña de todo en Brasil,. Cuando por lo que fuere quedaba afuera del negocio, el partido, sea primera rueda o final, directamente no existía dentro de su programación. Una final de Champions (por mucha sospecha que nos dejara el partido que Real Madrid le ganó a Bayern Munich en el Bernabéu, con fallos insólitos del árbitro) no tiene tampoco punto de comparación con los viejos tongos del boxeo que nos contaba Arlt. Estarán frente a frente los que acaso son los dos mejores equipos del mundo en este año.
Allí están las crónicas que cuentan también cuánto dinero recaudarán por haber llegado a esta final. Es el dinero que, por ejemplo, le permitió a Juventus pagar casi 100 millones de euros por Gonzalo Higuaín y, de paso, debilitar al que había sido su rival directo dentro de Italia (Napoli). Es el dinero, también, que le permitió a Real Madrid gastar ahora 45 millones de euros por un pibe brasileño de 16 años que ni siquiera jugó de titular en Flamengo. Es el dinero, sabemos, que seguirá agrandando las diferencias. Los ricos más ricos. Los pobres más pobres.

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