Fuerte rechazo en Ecuador al autoritario Rafael Correa

El llamado “Socialismo del siglo XXI” (un eufemismo más, tras el cual se esconde el marxismo) predicado en su momento por Hugo Chávez y liderado aún por Venezuela tuvo, desde su inicio, dos importantes aliados: Ecuador y Bolivia, cuando esos países fueran liderados por Rafael Correa y Evo Morales, respectivamente. Ese grupo ideológico, no obstante, acaba de sufrir una baja importante. La de perder el apoyo ecuatoriano.

En efecto, el presidente Lenin Moreno, entronizado como presunto heredero de Rafael Correa, debía mantenerse en el poder de modo de asegurar que Correa pudiera regresar a la presidencia de Ecuador en el 2021, cual es su ambición.

Lenin Moreno acaba, sin embargo, de cerrarle el camino a su predecesor y excorreligionario Rafael Correa. Lo ha hecho mediante un referendo en el que prácticamente dos terceras partes de los ecuatorianos decidieron que ningún funcionario elegido a través de las urnas puede permanecer en su cargo por más de dos mandatos, transcurridos los cuales debería quedar, en los hechos, fuera del mundo de la política. Con ese soberano “mazazo”, las aspiraciones de Rafael Correa parecen haber quedado sepultadas.

Es muy posible que la referida decisión ecuatoriana hasta tenga, de pronto, algún impacto más allá de sus fronteras. Concretamente, en Bolivia, donde Evo Morales procura eternizarse en el poder, pese a que, en un referendo específico, su propio pueblo le dijera “no” a ese tipo de ambiciones de aferrarse al poder por largo rato.

También en Brasil, donde el ex primer mandatario Lula procura volver a la presidencia pese a dos terribles sentencias judiciales que acaban de condenarlo duramente a prisión por corrupción y lavado de dinero, por doce años.

La decisión ecuatoriana descansa en la existencia de un fuerte rechazo político a Rafael Correa quien, al dejar la presidencia, entregó un país en muy mal estado económico, con un conjunto de investigaciones abiertas en materia de corrupción y fuertemente endeudado con China, hoy su principal acreedor externo.

La fracasada campaña de Rafael Correa en el referéndum que acaba de perder resultó, por lo demás, sumamente accidentada. A punto tal que el coqueto Rafael Correa fue blanco de lluvias de huevazos y ataques físicos, en los que inesperadamente terminó cubierto por una espesa capa de basura.

El referéndum ecuatoriano al que aludimos tiene una segunda consecuencia, trascendente por moralizadora. La que prohíbe a los políticos condenados por corrupción, para siempre, volver a desempeñarse en la función pública. Ésta debiera –creemos– tener imitadores.

Lenin Moreno, quien llegara al poder desde la izquierda del espectro político, se ha acercado sorpresivamente a la oposición moderada que en cambio milita en el centro. Quizás por esto y por su sorpresiva y tenaz oposición al regreso de Rafael Correa, el mencionado Moreno es hoy el político más popular de Ecuador, que goza de un notable 60% de aprobación, según sugieren las encuestas.

Tarde o temprano las mezclas de populismo y autoritarismo terminan por cansar a la gente. Particularmente, cuando se advierte la enorme cuota de perversión que generalmente subyace bajo esa alianza.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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