Justicia retrógrada

Bajo la excusa del abandono optaron por profundizar la brecha, alentando el prejuicio, la discriminación y la estigmatización de los adolescentes pobres.

El fallo del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro avalando la detención de menores por la Policía, bajo la justificación que es para su “protección” porque están en situación de “abandono”, esconde una concepción discriminatoria de los adolescentes de sectores populares, los estigmatiza como potenciales delincuentes y atenta contra el derecho básico de circular libremente por el espacio público.

Cabe aclarar que el conflicto se origina en situaciones concretas denunciadas por el Ministerio Público, donde la policía detuvo por “prevención” a adolescentes que transitaban por la vía pública de ciertas zonas de la ciudad, los cuales no estaban haciendo nada malo o ilegal.

No se está aludiendo en este conflicto a niños o adolescentes a los que se encuentra tirados en la calle, desnutridos o muertos de frío, en estado de indefensión y abandono, sino a adolescentes a los que se considera que pueden ser “peligrosos” para la sociedad. ¿Cuál es el criterio para esa definición? Simplemente su aspecto: color de piel, vestimenta, extracción social…

Es curioso que al desatarse la polémica mediática apoyando o rechazando el fallo del STJ, tanto en las redes sociales, en los comentarios de lectores interactivos y hasta en la presentación del tema en programas periodísticos, la mayoría de las posiciones apunta a cuestiones relacionadas con el “delito”, con expresiones tales como: “Está bien que los detengan, así hay menos robos”, “Al fin los menores delincuentes van a ir presos”, y similares opiniones; cuando en realidad el fallo del STJ no se refiere a menores que están delinquiendo, sino al rol de la policía frente a niños y adolescentes en supuesto estado de “abandono” a los que habría que “proteger”.

El acto fallido colectivo de un importante sector de la sociedad de asociar masivamente al menor en situación de abandono o desprotección con aquel que delinque no hace más que desnudar la verdadera intención de este fallo, que es legitimar el accionar policial de detener a supuestos potenciales delincuentes antes de que cometan el delito, como forma de prevenir. Como sería totalmente anticonstitucional reconocer explícitamente esta intención –ya que la policía no puede “adivinar”–, más que por su “aspecto” –que tal o cual menor que circula por la calle sin hacer nada va a cometer un delito– se lo disfraza con que estaría en una situación de “abandono” y que se lo detiene para “protegerlo”.

Por supuesto esto no sucede nunca con adolescentes de sectores medios o altos, sino que casualmente les pasa a pibes de barrios populares que circulan en zonas céntricas o “residenciales”.

Desde las épocas de la dictadura –donde cercenado todo derecho constitucional desaparecían jóvenes por reclamar un boleto estudiantil, cantar canciones de protesta, tener tal o cual libro o simplemente tener pinta de “subversivos”–, hasta entrada la democracia recuperada, donde se fueron restituyendo derechos a las mujeres, a los adultos mayores y a personas que antes se consideraban “enfermas” –como en el caso de los colectivos de disidencia sexual–, la construcción de un mundo cada vez más democrático e igualitario es una larga y compleja lucha contra una sociedad que tradicionalmente es conservadora, autoritaria machista, patriarcal y discriminatoria.

Lograr una seguridad democrática, con policías que defiendan a los ciudadanos sin hacer abuso de autoridad, violencia institucional o represión ilegal, es todavía una materia pendiente, avalada por una larga lista de crímenes de jóvenes en la provincia de Río Negro.

El STJ –con la excepción de la jueza Adriana Zaratiegui– tenía la oportunidad con este fallo de hacer “docencia” cívica y achicar la brecha cultural e ideológica entre la posibilidad que tenemos de avanzar hacia una sociedad más democrática e igualitaria, donde haya más integración social aún en la diversidad de clases sociales y razas, frente a otra gran parte de la sociedad con resabios dictatoriales y autoritarios, que aún cree que cuando se le acerca un adolescente o joven de tez oscura y gorrita está a punto de ser víctima de una asalto.

Bajo la excusa del abandono y la protección optaron por profundizar la brecha, alentando el prejuicio, la discriminación y la estigmatización de los adolescentes pobres. Retrocedemos así varios casilleros, en materia de Estado de derecho.

Jorge Luis Vallazza

Datos

Bajo la excusa del abandono optaron por profundizar la brecha, alentando el prejuicio, la discriminación y la estigmatización de los adolescentes pobres.

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