La cultura del aguante

Pocas veces se habló de la futbolización del rock como en los últimos días, tras los dos muertos y los incidentes en el recital del Indio Solari en Olavarría. Coincidió, además, con la vuelta del torneo y los incidentes en dos de los estadios en los que hubo visitantes, la avalancha de hinchas de Boca en una tribuna superpoblada de Banfield y los destrozos de hinchas de Lanús en Racing.

Hay algo que une al fútbol y al rock en la llamada cultura del aguante. Aguantarse todo, estar parado tres, cuatro, cinco horas, mojarse si llueve, mirar y escuchar mal. Nada importa. Sí vale ser parte. Protagonista del espectáculo. Y, a veces, protagonista central, más aún que el protagonista verdadero, sea un jugador de fútbol o un roquero.

Es obvio que no todos van a un recital o a una cancha del mismo modo y por los mismos motivos. Pero es cierto que ir a la cancha o a un recital del Indio, coinciden casi todas las crónicas, impone una cuota de “sacrificio” no sólo asumido. Forma parte del ritual. Si en Europa el deporte extremo es trepar una cumbre, lanzarse en globo o en lo que fuere, en Argentina, el deporte aventura es ir a la cancha.

No hay policías de uniforme dentro de las tribunas. Tampoco dentro del recital. Los espacios se convierten en algo así como zonas liberadas. Es tanta la hermandad que nos cuidamos entre nosotros. Y, si hay violencia, se la acepta como parte de las reglas de juego. Podrán explicarlo acaso mejor los sociólogos. Lo que no se puede entender es que esto implique ausencia total de Estado. En el caso del recital del Indio, peor aún, el Estado, más que ausente, fue coorganizador y socio de la irresponsabilidad.

Se ha naturalizado caminar por la cornisa. No pasó nada hasta que pasó algo. Y, con el diario del lunes, gritan entonces las voces a las que jamás les interesó estudiar qué significan el fútbol o el Indio para la cultura popular. Hablan sólo cuando pueden descalificar. Parece ser un desprecio no ya a la negligencia, irresponsabilidad o avaricia del responsable de turno. Parece un desprecio a lo popular.

Con su vuelta, el fútbol definió ya un nuevo sistema de TV de pago que comenzará en pocos meses y que, según cuentan, en un año se hará acaso aún más elitista, a razón de hasta 600 pesos por mes. Acaso los bares volverán a ser centros de reunión como sucedía en los años del fútbol por TV de pago. Ya corrió más agua bajo el puente. ¿Habrá acaso que poner policías también en los bares?


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