La muerte anunciada de Denis Voronenkov

El reciente asesinato del legislador ruso Denis Voronenkov ocurrido en plena luz del día en la vecindad de un hotel de lujo en la ciudad de Kiev, donde la víctima estaba escondida, no puede pasar inadvertido.

Por todo lo horrible que significa. Porque es muy obvio que la orden de terminar con él se originó en lo más alto del poder ruso, como temía el propio Voronenkov. Ha sido una muerte brutal más, “por encargo”. Como tantas que se han sucedido en los últimos tiempos en el peligroso mundo de la política rusa que gira en torno al Kremlin. En este caso, el asesino fue un joven ruso de 28 años, Pavel Parshow, que había sido entrenado en Rusia en un “curso” especial para “saboteadores”.

El propio presidente ucraniano, Petro Poroshenko, así lo reconoció al señalar que había sido un “acto del terrorismo de Estado ruso”. Su asesino cayó muerto bajo las balas del guardaespalda de Voronenkov, que militaba en la oposición a Vladimir Putin. El incidente, por su parecido con el asesinato por envenenamiento radioactivo, en Londres en el 2006, de Alexander Litvinenko, congela la sangre con sólo pensar en un sistema que persigue implacablemente a sus opositores hasta quitarles la vida cuando cree que son peligrosos. A la vista de todos, a modo de obvia advertencia.

Previamente Voronenkov, que había sido un fiscal investigador, acababa de haber sido acusado de corrupción, cuando comenzó a sugerir la existencia de inquietantes paralelos entre el encender del nacionalismo ruso y lo ocurrido en tiempos de la Alemania nazi. Al morir, acababa de recibir la ciudadanía ucraniana, que había solicitado como muestra de su intención de no regresar a Rusia, luego de haber huido de ella, hace apenas un año. Allí vivía junto con quien hoy es su viuda, María Maksakova, quien también había pertenecido a la Duma rusa.

Se especula con que Voronenkov “sabía demasiado”, especialmente con relación a la corrupción del ex presidente ucraniano Yanukovych, que está siendo juzgado en ausencia mientras está refugiado en Rusia. Y que podía testimoniar acerca de los sistemas de corrupción rusos en esa investigación. Y sobre la trama interna rusa que precediera a la ilegal anexión de Crimea.

El asesinato trae a la memoria las muertes violentas de Boris Nemtsov, en el 2015, un competidor de Putin a la caída de Boris Yeltsin, en el 2000, a la vista del Kremlin, cerca de la catedral de San Basilio, en uno de los lugares más transitados de Moscú. Y de Boris Berezovsky, en Gran Bretaña, en el 2009, un millonario ruso que había apoyado el ascenso de Vladimir Putin a la cima del poder ruso. Así como la de Stanislav Markelov y Anastasia Baburova, en el 2009, un activista en materia de derechos humanos y una periodista que lo acompañaba cuando ambos investigaban el asesinato de la valiente periodista Anna Politkovskaya. Y la de Sergei Magnitsky, en el 2009, cuando el abogado estaba involucrado en la investigación de un fraude fiscal de personajes con vinculaciones con los mandos policiales rusos. También lo sucedido con Natalia Estemirova, muerta en el 2009, que trabajaba en los presuntos abusos cometidos por las autoridades en Chechnya. Como también lo hiciera la mencionada Anna Politkovskaya, asesinada por encargo, en el 2006. Y Alexander Litvinenko, un exagente de la KGB, asesinado en Londres, también en el 2006. Y Sergei Yushenkov, un ex alto oficial militar, muerto en el 2003 cuando investigaba la responsabilidad presunta de Vladimir Putin en un atentado con explosivos. La lista se cierra con Yuri Shchekochikhin, un conocido periodista de investigación que, en el 2003, estaba trabajando en temas muy delicados vinculados directamente con las organizaciones criminales rusas y con la corrupción de sus autoridades políticas.

Parece realmente demasiado para que todo lo luctuoso que ha sucedido haya sido simplemente obra de la casualidad. O un conjunto de meras coincidencias. De allí los graves temores que inspira el bárbaro asesinato de Denis Voronenkov, en la ciudad de Kiev, en el extranjero, entonces.

(*)Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

Se especula con que “sabía demasiado” especialmente con relación a la corrupción del expresidente ucraniano Yanukovych.

Datos

Se especula con que “sabía demasiado” especialmente con relación a la corrupción del expresidente ucraniano Yanukovych.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios