La política de hidrocarburos en debate

En medio de la conmoción provocada por la violencia política que asedió al Congreso antes de la sanción de la controvertida ley previsional, pasó casi inadvertido un duro documento sobre la producción de petróleo y gas natural difundido por una entidad que suele sostener posturas afines a la política oficial, pero propone un cambio de paradigma para no basarla exclusivamente en los recursos no convencionales.

Sobre el filo de un año con resultados productivos ciertamente decepcionantes y en coincidencia con el 110º aniversario del descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia, el Instituto Argentino de la Energía General Mosconi planteó que el país “necesita recuperar su autoabastecimiento, pero con la condición de un marco de precios competitivos en el mercado internacional y sin subsidios ocultos”.

Lo hizo a través de un documento que resulta llamativo desde su título (“Hidrocarburos: una desventaja competitiva de la Argentina”) y podría interpretarse como una réplica a las presiones de varias petroleras para que sean prorrogados los precios subsidiados del plan Gas I y II que vencen a fin del 2017.

El IAE sostiene que es necesario describir con crudeza que la Argentina está en decadencia energética desde hace varios lustros y que las estadísticas oficiales indican para el período 2007/2016 un fuerte deterioro en todas las categorías de reservas (comprobadas, probables y posibles) y en todas las cuencas, lo cual implica dos décadas perdidas en este terreno. También subraya que la producción petrolera no sólo cae ininterrumpidamente desde 1998, sino que ese ritmo de caída se aceleró en el 2017 “hasta un inadmisible y preocupante 6,5% anual”. Y que la producción gasífera, “a pesar de los enormes subsidios a la oferta (transferencias a las petroleras) del plan Gas, está prácticamente estancada y crece a menor ritmo que la demanda”, lo que se traduce en la necesidad de incrementar las importaciones de gas en vez de disminuirlas.

Al explicar las causas de este deterioro, el Instituto que preside Jorge Lapeña –ex secretario de Energía y actual director de Enarsa– utiliza tanta dureza como en su diagnóstico.

A su juicio, los gobiernos que se sucedieron en los últimos 25 años cometieron el error estratégico de haber abandonado la inversión de riesgo en las cuencas convencionales, lo cual se refleja en la disminución de pozos exploratorios perforados pese a que “en los 110 años de historia petrolera han sido exploradas apenas en un 25% sobre el total disponible. Y también es notoria nuestra virginidad hasta el talud oceánico en nuestros espacios marítimos”, agrega.

Para el IAE esto se traduce en que no se descubran nuevos yacimientos de bajo costo y nuestro país “esté obligado a producir de los viejos yacimientos ya agotados con costos crecientes, lo cual coloca a las petroleras en una situación de ‘atrapado sin salida’, que desde 2014 las obliga a demandar al Estado subsidios crecientes, en un espectáculo lamentable y nunca visto”.

No sólo eso. El documento añade que “las petroleras temen el riesgo exploratorio y se refugian exclusivamente en Vaca Muerta en una apuesta al shale gas”, aunque hasta ahora representa en forma genuina sólo el 5% de la producción nacional. “Las empresas continúan exigiendo subsidios, que el gobierno continua otorgando pero acota en el tiempo y advierte que nos los prorrogará. Se trata de un juego peligroso en términos estratégicos y, además, de final incierto”, advierte.

En función de este cuadro, la entidad propone una rectificación del rumbo. “Si queremos realmente un resultado distinto
–dice–, es necesario que la Argentina cambie el paradigma vigente en materia de hidrocarburos, que se basa en forma exclusiva y excluyente en suponer que la única salida es la explotación de recursos no convencionales. El nuevo paradigma debe consistir en una nueva estrategia que combine la apuesta por los recursos no convencionales (Vaca Muerta y otros) con la exploración convencional olvidada en cuencas convencionales inexploradas”. Según el IAE ese cambio debería ser impulsado y liderado por la administración nacional e implementado a través de acuerdos con las empresas privadas y las provincias, “ya que ambos actores juegan roles fundamentales e indelegables en la organización de nuestro sistema petrolero”.

Así y todo, el IAE rescata varias medidas adoptadas este año por el Ministerio de Energía, como el relanzamiento de la exploración petrolera en el mar Argentino, la eliminación del subsidio encubierto en el “barril criollo”, que obligaba a los consumidores a pagar precios de los combustibles superiores a los del mercado internacional con una desventaja competitiva para la Argentina y la focalización del subsidio del plan Gas en la promoción de los recursos no convencionales y el anuncio de su finalización en el 2022. Pero también reitera la propuesta de los ex secretarios de Energía sobre la necesidad de una auditoría independiente de las reservas de hidrocarburos, que considera una asignatura pendiente sin la cual ninguna decisión estará basada en datos ciertos.

El IEA sostiene que la producción petrolera cae desde 1998 y la baja se aceleró en el 2017 a un preocupante 6,5% anual. Y que la gasífera, a pesar de los subsidios, está casi estancada.

Datos

El IEA sostiene que la producción petrolera cae desde 1998 y la baja se aceleró en el 2017 a un preocupante 6,5% anual. Y que la gasífera, a pesar de los subsidios, está casi estancada.

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