Los cambios empiezan por casa

Datos

No me vestí de negro, no paré, no salí a marchar.
Trabajé como todos los días y al llegar a casa hablé con mi hijo. Sobre los valores, sobre la no violencia, sobre el respeto, sobre los derechos.
Porque podemos marchar infinidad de días, pero mientras la sociedad siga educando a sus hijas como “princesas que buscan a su príncipe azul” y a sus hijos como “machos que buscan donde ponerla” siempre habrá una menos.
Vivas y vivos nos queremos. Los cambios empiezan por casa.

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