Los talibanes muestran su fuerza a Trump

El recrudecimiento de los ataques contra cuerpos de seguridad en Afganistán es una demostración de fuerza de los rebeldes talibanes frente al presidente estadounidense, Donald Trump, y un intento de desmoralizar a los militares y policías locales, indican los expertos.

En tres de los cuatro ataques ocurridos desde la semana pasada contra instalaciones del ejército o la policía, los insurgentes emplearon Humvees (vehículos militares ligeros) llenos de explosivos y armas que habían robado a las fuerzas de seguridad.

Los ataques responden a una nueva estrategia de los talibanes de actuar principalmente contra las fuerzas de seguridad y no contra las ciudades, como Kunduz (norte), que conquistaron brevemente en 2015 y 2016, y Lashkar-Gah, en Helmand (sur), que atacaron el año pasado.

“Quieren mostrar su fuerza tras el anuncio de la nueva política de (Donald) Trump y desplegar fuerzas suplementarias”, explicó Vanda Felbab-Brown, miembro de Brookings Institution.

Sin embargo, “no han intentado tomar el control de las capitales provinciales, puesto que ya no quieren perder sus recursos en este tipo de ofensivas”, aseguró.

E n la última semana, hubo ataques en Gardez (sureste), Ghazni (centro), Kandahar (sur) y Kabul, que dejaron en total más de 150 muertos en cinco días entre las fuerzas de seguridad.

Donald Trump anunció recientemente que las fuerzas estadounidenses seguirían en Afganistán hasta nueva orden, sin dar ninguna fecha límite, y que desplegaría más tropas. En paralelo, los estadounidenses acentuaron sus bombardeos aéreos contra las posiciones de los talibanes y de la red Haqqani, afiliada a éstos, con una cantidad de bombas y misiles lanzados en septiembre como no se había visto desde octubre de 2010.

Una serie de bombardeos en el sureste, a lo largo de la frontera con Pakistán y de las zonas tribales, dejaron decenas de muertos entre los insurgentes.

Un portavoz de los talibanes afirmó a la AFP que los recientes ataques constituyen “un mensaje claro (…) Si el enemigo pensaba asustarnos con la nueva estrategia de Trump, le hemos dado una lección”.

Este recrudecimiento de la violencia coincide además con ciertos avances en el frente diplomático, con los diálogos entre Afganistán, Pakistán, Estados Unidos y China a principios de semana sobre cómo poner fin a 16 años de insurrección.

“Los talibanes quieren enviar el mensaje de que prefieren luchar más que negociar, y que lo hacen muy bien”, comentó el analista Michael Kugelman, del Wilson Center, en Washington.

El mensaje es, de hecho, devastador: cientos de muertos y heridos, así como bases o instalaciones de la policía gravemente dañados, cuando no arrasados.

Los ataques suponen un duro golpe para la moral de las tropas, libran a los talibanes de las críticas por la muerte de civiles y permiten, de paso, robar material. “Es desmoralizador para fuerzas afganas ver que su propio material es utilizado por el enemigo”, destacó Kugelman.

*AFP


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