Persecución a los cristianos en Egipto

En la catedral copta de San Marcos vive el actual papa de esa iglesia, Teodoro. El pasado domingo 9 de abril, cuando se festejaba el Domingo de Ramos, la catedral fue objeto de un ataque del terrorismo islámico, simultáneamente con la iglesia de la misma denominación emplazada en la ciudad de Tanta, en el delta del río Nilo. Como consecuencia de ambos atentados murieron 46 personas y quedaron heridas muchas más. Se trató una vez más de atentados suicidas en los que sus autores portaban cinturones con explosivos. Las mujeres coptas, que generalmente se vestían de negro durante la Semana Santa, ante lo sucedido volvieron a hacerlo.

Egipto es responsable de la falta de seguridad en torno a los lugares de culto de los cristianos coptos. Como las bombas no distinguieron entre cristianos y musulmanes, ambas religiones realizaron simultáneamente sus propios funerales. Las explosiones fueron tan ruidosas que difícilmente serán olvidadas por quienes las oyeron desde cerca de los lugares en que ocurrieron. Como consecuencia el parlamento egipcio dictó el estado de emergencia por tres meses, a pedido del presidente, el general retirado Abdel Fattah al-Sisi. Hasta ahora el estado de emergencia imperaba sólo en la península de Sinaí, donde existe una fuerte presencia del terrorismo islámico.

Pocas voces denunciaron lo sucedido. Como cabía esperar, una de ellas fue la del papa Francisco, siempre preocupado por la violencia fundamentalista islámica que apunta contra los cristianos.

En Alejandría, la segunda ciudad de Egipto, a orillas del mar Mediterráneo, la ansiedad y el temor son hoy evidentes. La desconfianza entre cristianos y musulmanes ha crecido sensiblemente desde la década de los 80. Hay quienes, equivocadamente, amalgaman al Islam con el terrorismo. Esto es una de las consecuencias de la violencia y probablemente es también uno de los objetivos de las minorías terroristas.

El papa copto Teodoro estaba en la catedral al momento de la explosión pero no sufrió daño alguno como consecuencia de la misma. Queda claro, sin embargo, que está en la mira de los terroristas, según algunos desde el 2013, porque suponen que los coptos fueron uno de los factores que contribuyeron a la revolución que, en el 2013, depuso al presidente Mohamed Morsi, un político íntimamente vinculado por la Hermandad Musulmana.

Es posible que los atentados hayan tenido alguna vinculación con la próxima visita del papa Francisco a Egipto, programada para los días 28 y 29 de abril. Pese a que hablamos de un peligro real, el Vaticano decidió mantener la visita.

En las horas que siguieron a los atentados terroristas, las fuerzas de seguridad del gobierno egipcio anunciaron que, como consecuencia de un enfrentamiento armado en el sur del país, murieron siete personas que se supone habrían pertenecido a las organizaciones terroristas islámicas. A los dichos de las autoridades todas ellas habrían estado envueltas en la preparación de otros atentados, en los que nuevamente se apuntaba contra los cristianos coptos.

Lo sucedido es inaceptable y las autoridades egipcias tienen la responsabilidad de evitar que los coptos de su país sigan siendo víctimas de la violencia fundamentalista. Pero lo cierto es que los cristianos no podemos ignorar lo que sucede, dando la espalda a nuestro hermanos en la fe, como si nada estuviera ocurriendo.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

Las autoridades egipcias tienen la responsabilidad de evitar que los coptos de su país sigan siendo víctimas de la violencia fundamentalista.

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Las autoridades egipcias tienen la responsabilidad de evitar que los coptos de su país sigan siendo víctimas de la violencia fundamentalista.

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