Políticos a prueba de balas

Una reciente entrevista radial que tuve con un senador de la provincia de Buenos Aires me mostró crudamente características comunes de nuestra dirigencia política: sus vidas están disociadas de lo que vive el resto de los ciudadanos y además no se hacen cargo de los resultados de sus políticas.

La primera pregunta apuntaba a conocer su opinión respecto de un video que anda dando vueltas por las redes sociales, en el que se muestra cómo viven los diputados federales suecos cuando están durante la semana en la capital Estocolmo. Viven en un edificio destinado a tal fin, donde cada departamento tiene un total de 40 m², aunque hay algunos que sólo tienen 18 m². No tienen mucama ni lavarropas. Los diputados se encargan de la limpieza y deben solicitar turno en la lavandería comunitaria que tiene el edificio si desean lavar sus prendas. Además, no tienen secretaria ni ayudante particular. Tampoco auto con chofer. En el video también se hace referencia a la austeridad con la que vive el primer ministro, la máxima autoridad del país: casa de 300 m², sin mucama.

Increíblemente, pareciera que estuviésemos hablando de uno de los países más pobres de la tierra. Pero no es así. Por el contrario, Suecia está entre los 20 países más ricos del mundo, se lo mida con el indicador que se quiera. Quizás entonces deberíamos pensar que esa austeridad sea una de las razones del bienestar general de toda su población.

Uno esperaba que la respuesta del legislador tuviese que ver con la vergüenza que nos causa ver semejantes cosas, en comparación con lo que pasa aquí. Pero no.

En un intento por justificar la situación argumentó lo siguiente: “Sí… pero los suecos tienen monarquía. Habría que ver si los argentinos estarían dispuestos a pagar una monarquía”. O sea la respuesta apunta a decir que lo de los suecos es un combo: son austeros en la burocracia pero despilfarran en una monarquía prácticamente simbólica.

Lo de que sea algo simbólico habría que preguntárselo a los suecos, y en definitiva es un tema opinable.

Pero el costo de la monarquía es bien objetivo: les sale a los suecos unos 15 millones de dólares al año, lo que significa un 10% de lo que vamos a gastar los argentinos –que somos bastante más pobres que ellos– en unas elecciones como las PASO, que claramente se muestran a los ojos de todos como algo sí verdaderamente simbólico e inútil.

Ante la respuesta del senador hice un segundo intento: le decía que Alemania, también ubicado en el grupo de los veinte primeros, tiene un político cada 600 habitantes y nosotros, ubicados en la mitad de la tabla (nuestro PBI per cápita es un tercio del de Alemania), tenemos diez veces más: un político cada 60 habitantes.

Luego de la defensa invocada por el legislador en el caso de los suecos, y ante la inexistencia de una monarquía en Alemania, imaginé que una supuesta respuesta aquí podría ser: “Sí, pero ellos tuvieron el nazismo”. Pero no. Prefirió cuestionar la legitimidad de la información. O sea, nuevamente, no aceptar el disparate del gasto argentino en la estructura política.

Uno entiende la situación: si el legislador hace la misma lectura que hacemos cualquiera de los ciudadanos comunes, al otro día o bien presenta un proyecto de reducir drásticamente esas estructuras (Congreso, legislaturas, concejos deliberantes, etc.) o directamente presenta la renuncia. Como ambas son imposibles para él, pero tampoco puede quedarse callado, opta por hacer un cuestionamiento superfluo, casi de distracción. Una cortina de humo.

Viendo que era imposible que el legislador aceptara lo que es más que evidente en términos de costos de la política en nuestro país, pensé que sí le iba a ser muy difícil justificar los diferentes resultados de las acciones de los políticos en los tres países, en términos de bienestar general alcanzado en sus respectivas sociedades.

Y otra vez, vamos a los indicadores: Suecia y Alemania hace 70 años salían de una guerra (en el segundo caso, totalmente destruida) y hoy están entre los primeros veinte lugares. En el mismo período de tiempo nosotros hicimos el derrotero inverso: pasamos de estar en esos lugares a ni siquiera figurar entre los primeros cincuenta países.

Y aquí, la respuesta del legislador superó todo lo esperado: esos malos resultados en el caso argentino no serían consecuencia de las malas políticas de nuestros políticos, sino de las interrupciones del orden democrático. O sea, sobre un total de 70 años hemos tenido gobiernos democráticos en 53 años (75%), pero la culpa de nuestros problemas son los 17 años de gobiernos militares. No podía salir de mi asombro. Y me rendí. A esta gente no le entran las balas.

*Economista

Consultado un legislador local, argumentó que ese país vive en una monarquía. Luego recordó su historia con el nazismo y finalmente culpó de todo a la dictadura.

Un video viral muestra cómo los diputados de Suecia, uno de los países más ricos, viven en austeras viviendas, no tienen mucama, secretaria ni auto con chofer, entre otros.

Datos

Consultado un legislador local, argumentó que ese país vive en una monarquía. Luego recordó su historia con el nazismo y finalmente culpó de todo a la dictadura.
Un video viral muestra cómo los diputados de Suecia, uno de los países más ricos, viven en austeras viviendas, no tienen mucama, secretaria ni auto con chofer, entre otros.

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