Trump, día 1

Redacción

Por Redacción

Este último 20 de enero se produjo un hecho histórico y global. El magnate Donald J. Trump se convirtió en el presidente número 45 de Estados Unidos. La transición “pacífica” parece contener un potencial impacto en el futuro del mundo que podemos intentar prever pero que solo el tiempo nos revelará.

El flamante presidente arrancó con su sello y todo parece indicar que su gestión tiene la voluntad de afianzarlo y tal vez radicalizarlo un poco.

Antes de eso, vale aclarar una nota al pie de página: el viernes 20 en las inmediaciones del Capitolio se produjeron disturbios muy serios protagonizados por manifestantes con rostros tapados y con una intención evidente de empañar la fiesta de celebración de la asunción del nuevo presidente. Además como último acto de su presidencia el mandatario saliente Barack Obama organizó un esquema de seguridad prácticamente infranqueable que alejó e impidió a un número incalculable de concurrentes ingresar al mall para ver la ceremonia de jura presidencial.

Las manifestaciones del sábado con cientos de carteles que decían “I’m still with her” (todavía apoyo a ella) en referencia a lo que fue el slogan de campaña de Hillary Clinton que rezaba: I’m with her (estoy con ella), me eximen de mayores comentarios sobre la legítima manifestación en contra del nuevo presidente.

El Partido Demócrata se ha mostrado correcto en términos institucionales pero tras bambalinas queda la sospecha de haber promovido dificultades y manifestaciones que tendieron a empañar el traspaso de mando entre Obama y Trump.

La respuesta institucional del propio presidente Trump ha sido más que correcta y despeja el tinte autoritario que muchas veces se le imputa. Dijo en su cuenta de Twitter: “Las protestas pacíficas son un sello distintivo de nuestro país, y aunque no esté de acuerdo siempre con ellas, reconozco el derecho de todos a expresar su punto de vista”.

En su primer fin de semana como presidente hubo tres actos, dos de ellos muy importantes: el primero el sábado, asistiendo a la oficina central de la CIA, que se espera tenga nuevo jefe a partir de este lunes, cuando sea confirmado por el Congreso de los Estados Unidos. Trump sostuvo que su enojo no es con La Inteligencia ni con esa oficina, y aseguró que eso era una invención de la prensa. Su flamante jefe de gabinete Reince Priebus aseguró este domingo en el programa de Chris Wallace que el Presidente sigue pensando que la filtración de documentos secretos de inteligencia a la prensa es una desgracia, pero que ello no sintetiza una opinión sobre La Inteligencia ni la CIA de Trump. El segundo acto se produjo este domingo en la Casa Blanca cuando se le tomó juramento al todo el staff que estará acompañando al presidente, según bromeó, por los próximos ocho años. En el acto oficial Trump dijo que este viernes se encontrará en Washington, en lo que será la primera visita oficial extranjera, con la premier del Reino Unido Theresa May. También contó que mantuvo conversaciones telefónicas con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau y su par mexicano Enrique Peña Nieto -y confirmó que próximamente se reunirá con ambos- y subrayó que la razón de esta reunión será el comienzo de la renegociación del NAFTA (acuerdo de libre comercio de los tres países, México, Canadá y Estados Unidos).

En el discurso de 16 minutos frente miles de personas el viernes 20 de enero, Trump sintetizó varias cosas a tener en cuenta que nos pueden dar pistas para intentar imaginar qué mundo se viene en la etapa que se inicia con su gobierno. En política exterior y de defensa, el nuevo presidente sostuvo que entra en guerra total contra el terrorismo islámico y que planea, aunque es poco probable que lo consiga, erradicarlo de la faz de la tierra. También dijo que entiende y respeta el derecho de todos los países a perseguir primero sus propios intereses y que su administración no buscará imponerle a ningún país del mundo el modo de vida americano.

A todas luces esto supone un replanteo, que podría ser muy relevante, de la globalización o como se la ha llamado en mucha literatura de ciencia política, la americanización del mundo.

La visión de Donald Trump parece encajar nuevamente en una idea neorrealista de las relaciones internacionales en donde buscará equilibrio con su otro contendiente poderoso en materia de armamentos como es Rusia, y remarcó que buscará nuevas amistades y alianzas con los otros países del mundo. La idea de “America First”, no significa que Estados Unidos necesariamente vaya a cerrarse en materia comercial y económica, es poco probable que eso suceda. Sí parece confirmar una “nueva visión” que desembarca con la nueva administración en donde habrá reformulaciones de los tratados comerciales que hoy mantiene Estados Unidos con otros países del mundo, como por ejemplo el famoso TPP (Trans-Pacific Partnership).

Hay un nacionalismo un tanto desideologizado en la retórica de Trump y este último domingo lo reafirmó al señalar: no se trata de ideología, se trata de la nación. Suena un tanto contradictorio para nuestro habitual horizonte de sentido, en el cual el nacionalismo lo concebimos (y mucha literatura lo respalda) como una ideología. Pero lo que está diciendo Trump es que sus decisiones no estarán marcadas o definidas por un corsé ideológico. Por eso su prédica muchas veces luce populista, otras más liberal y todo el tiempo simplemente como una forma Trump de entender la realidad. Trump se cansó de decir durante 18 meses de campaña, no estoy en contra del “free trade” (libre comercio) sino a favor del “smart trade” (comercio inteligente). Entonces cabe esperar que el nuevo presidente norteamericano haga cosas que nos parecerán muy distintas entre sí y muchas veces contradictorias, pero el pragmatismo que lo llevó a construir un negocio global de 10 mil millones de dólares, es el que veremos ahora en la Casa Blanca.

De esta manera se confirma la agenda con la que el magnate neoyorquino llegó a la Casa Blanca: trabajar intensamente sobre el déficit comercial que USA mantiene con muchos países y principalmente con México y China.

Acomodarse a relaciones de intercambio lo más ventajosas posible es la tarea de toda administración que crea y piense que es mejor llevarse bien e intercambiar fluidamente con la principal potencia occidental. Las protestas son tan reales y legítimas como la presidencia de Trump, solo que el primero es quien ahora conduce la Casa Blanca y tiene la tarea de tomar las decisiones.

La idea de “America First”, no significa que Estados Unidos necesariamente vaya a cerrarse en materia comercial y económica, es poco probable que eso suceda.

Acomodarse a relaciones lo más ventajosas posible es la tarea de todo gobierno que crea y piense que es mejor llevarse bien con la principal potencia occidental.

Datos

La idea de “America First”, no significa que Estados Unidos necesariamente vaya a cerrarse en materia comercial y económica, es poco probable que eso suceda.
Acomodarse a relaciones lo más ventajosas posible es la tarea de todo gobierno que crea y piense que es mejor llevarse bien con la principal potencia occidental.

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