Un año de Kuczynski en Perú

Debilitado por una poderosa oposición, Pedro Pablo Kuczynski cumple su primer año de gobierno en Perú con el reto de buscar consensos para reactivar una economía golpeada por desastres naturales y corrupción, y reconquistar a ciudadanos que protestan por falta de resultados.

Este economista y exbanquero de Wall Street, a quienes sus críticos consideran de escasos reflejos políticos, tiene aún en sus manos una única pero poderosa arma de negociación, que desempolva cada vez que está en aprietos: el indulto al expresidente Alberto Fujimori, el padre de la líder opositora Keiko Fujimori.

Kuczynski, de 78 años, venció en el 2016 por un escaso margen a Keiko Fujimori, quien se quedó con el control del Congreso, ejerciendo una voraz oposición que lo asfixia y le ha hecho perder tres ministros. Una reciente reunión entre ambos abre la posibilidad de entendimiento. Hay tregua, pero no firma de paz.

“Ha sido un año complicado, la mayoría opositora le ha creado dificultades, perdió ministros. Pero no sólo son problemas externos sino errores propios. Falta capacidad política para manejar el gobierno, tener una posición de ataque y liderazgo. Kuczynski ha pasado el año contra las cuerdas y sin capacidad de reacción”, dice a la AFP el gerente de la consultora Vox Populi, Luis Benavente.

“Si no reacciona vamos a verlo acabar su gobierno en inercia, donde sea visto como algo normal y natural gobernar así, en un país sin esperanza”, considera.

La falta de capacidad de reacción le ha costado una pérdida de respaldo, con sólo un 34% de popularidad, frente al 61% con el que empezó su gestión, según Ipsos.

Kuczynski, cuyo mandato finaliza en julio de 2021, ofrecerá hoy un mensaje a la nación desde el Parlamento.

Perú, con una de las economías más sólidas de la región, ha sido golpeado en casi dos puntos de su PIB por los desastres naturales de El Niño costero y el escándalo de pago de sobornos a cambio de obras públicas por parte de la brasileña Odebrecht. Esto último paralizó grandes obras de infraestructura, ralentizando el crecimiento.

El gobierno tiene un plan de estímulos fiscales y relanzamiento de concesiones paralizadas, como un gasoducto en el sur –que estaba en manos de Odebrecht– y un aeropuerto internacional en el Cusco, además de garantizar la paz social para proyectos privados en minería, un importante motor de su economía.

Este año espera crecer entre 2,5% y 2,8% y el próximo cerca del 4%. El país creció un 3,90% en el 2016, frente a un 3,30% en el 2015.

Kuczynski cuenta con un equipo de gran capacidad gerencial pero con escaso manejo social, en momentos en que empieza a enfrentar protestas de maestros y médicos del sector público. Las manifestaciones han bloqueado incluso rutas turísticas en Cusco.

“El principal reto que enfrenta PPK al cierre de su primer año es salir del aislamiento social en el que ha caído”, asegura a la AFP el politólogo Carlos Meléndez. “Este segundo año lo inicia con algo nunca visto en los primeros años de los gobiernos: hay 14 departamentos con paros y huelgas”, agrega.

A ello se suma una creciente inseguridad ciudadana, con constantes asaltos en restaurantes, negocios y capturas de bandas criminales integradas incluso por policías.

Pese a estar debilitado ante la oposición, cada vez que Kuczynski ha sugerido conceder indulto humanitario a Fujimori –quien purga una condena de 25 años por corrupción y crímenes contra la humanidad– ha dejado en evidencia las divisiones entre los hermanos Keiko (42 años) y Kenji Fujimori (37), quienes pugnan una guerra de lealtades en su partido, Fuerza Popular.

Las diferencias se evidenciaron en una reciente sanción partidaria de Keiko a Kenji, quien ha pedido una reestructuración del partido y ha cuestionado la forma en la que, bajo el liderazgo de su hermana, se asfixia al gobierno. Desde prisión, Fujimori padre, de 78 años, defendió a Kenji.

“Los fujimoristas están a la espera del indulto, aunque con sentimientos encontrados. Para Keiko, la liberación de su padre sería una amenaza a su poder. Para Kenji, un refuerzo a sus aspiraciones políticas”, escribió recientemente Alfredo Torres, presidente de Ipsos Perú, en el diario “El Comercio”.

“Esa división fujimorista el gobierno la puede capitalizar”, dice Benavente.

Para tratar de ganar las elecciones, Keiko marcó distancia de su padre, respaldada por una facción renovada del partido, frente a un Kenji que continuó bajo la línea del patriarca, respaldado por los fundadores de la agrupación, e incluso tendiendo puentes con Kuczynski.

“PPK no indultará a Fujimori, preso le sirve más, y así no se pelea con sus colaboradores antifujimoristas; y Keiko no lo presionará en el Congreso. Ella sabe que PPK tiene un arma que la destrozaría si se concreta el indulto”, dice a la AFP el exministro fujimorista Guido Pennano.

*AFP


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